Adiós, 2011

sábado, 31 de diciembre de 2011

Desperté. Abrí los ojos como tantas otras veces. Pero, esta vez, para darme cuenta de lo que me rodeaba... y lo que no. Hoy es ese buen día en que te levantas, haces balance y te das cuenta de que es hoy, de que es el día en el que la noria vuelve al comienzo. 

Hace algunos meses que dijimos que comenzaríamos una nueva etapa, que pondríamos nuevas metas, que alcanzaríamos nuevos objetivos, que dejaríamos de hacer aquello y que empezaríamos hacer esto otro. Hace tan solo doce meses que nos propusimos dejar 2010 atrás y afrontar un 2011 con la única esperanza de que fuera un poco mejor que el anterior. Algunos con ilusiones renovadas, otros con miedos aún latentes, y más de uno con ganas de renovarse o morir. Nos propusimos no volver a caer con esa piedra en la que tropezamos, nos propusimos retomar aquello que abandonamos por miedo a fracasar. Tal vez decidimos demasiadas cosas; algunas las conseguimos, otras fueron más allá de lo que sabíamos que podíamos alcanzar, y hoy, al echar la vista atrás, me doy cuenta de que ya ha pasado un año más.
 
Durante estos doce meses hemos reído, llorado, querido, odiado, soñado, ilusionado, decepcionado, tropezado, levantado, sufrido, disfrutado, recordado, triunfado, frustrado, entre millones de cosas más, pero se nos olvidó que el tiempo pasa sin avisar. Ha llegado de nuevo ese día de partida en el que todos esperamos para comenzar algo...  un año más.


Tal vez haya acertado, y muy probablemente me haya equivocado, pido perdón por ello, por lo que hice o lo que dejé de hacer. Me siento orgullosa de todo aquello que hice por ti, aquello por lo que luché, aquello por lo que me alegré, e, incluso, por todo aquello por lo que fui en contra de la razón, hasta de mí misma. Y, sin embargo, hoy miro atrás de nuevo y sólo sigues estando tú. Porque sé que no necesito nada más, al igual que sé que lo perdería todo si te marchas. Recuérdame siempre todos los momentos que logramos y perdimos a la vez, todos esos recuerdos de uno de los años más importantes de mi vida, marcado por infinitos ratos de felicidad. Tal vez no haya disfrutado todo lo que tuve oportunidad de disfrutar, tal vez no arriesgué, pero al menos algo gané. Y no quisiera perderlo después de todo. 
 
Demasiado desconfío ya de todo, todos y de mí misma. He visto que he tropezado muchas veces, y que quizás por ello no alcanzo a ver las otras tantas que estuve arriba. Tal vez no he llegado allí donde me propuse, pero he llegado allá donde ni siquiera imaginaba llegar. Me he decepcionado con más de uno y con más de dos, pero me he sorprendido con más de tres y más de cuatro. Quizás los errores no se puedan enmendar sin dejar rastro; tal vez los logros no se puedan enmarcar como se enmarca un diploma, pero quedan escritos en nuestra historia, en nuestro diario, para bien o para mal. 
 
Un día nostálgico, melancólico, triste... pero siempre emocionante. Un año más pasa, lo que en él no pasó no pasará ya de igual forma. Y lo que sucedió, fuera lo que fuera, sucedió por un por qué, quedando ya en el anuario 2011. 
 
Tenemos la oportunidad de aprovechar los trescientos sesenta y seis días que tenemos aún por delante. Volveremos a reír, a equivocarnos, a no cumplir lo que el año anterior también nos propusimos, pero también a intentar ser felices y a aprovechar cada momento que se nos presente.

Por mi parte, este año me he propuesto no proponerme nada. Sólo deseo que todo salga bien, al menos igual que en 2011, que todo lo que nos atormenta termine, que lo que nos hace derramar por nuestras mejillas una lágrima desaparezca para siempre, que aquello que nos hace regalar una gran sonrisa permanezca junto a nosotros, y que nuestros ojos no dejen de emocionarse... y que se inunden si estoy contigo. Quiero disfrutar de aquellos cuantos me rodean, tanto cerca, como lejos.
 
Tal vez se me olvide algo, pero seguro que no se me olvida nadie, todos estáis presentes hoy en este día, recordando todos los momentos que vivimos juntos y los que dejamos de vivir, pero que en este año pueden cumplirse. 
 
 

A todos vosotros, feliz 2012.
Os quiero, te quiero. 
 
 

Un año más

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Una vez pensé que las palabras serían suficientes para describir todo aquello que quisiera expresar. En un día como este, me he dado cuenta de que no es así. Hoy, por mucho que quisiera contarte, me faltan letras para formar palabras, y me sobran versos para decir qué siento.

Ha sido un camino duro, muy duro. Aún pienso en cómo he llegado hasta aquí... en cómo lo hemos conseguido. No olvido, aunque quisiera, las veces que nos hemos confesado todo lo inconfesable. Las veces que he llorado por aquellas que hemos reído. A lo largo de estos años, hemos vivido más de lo que cualquier persona creería. Y, para bien o para mal, siempre fui firme en mi decisión. Nunca he querido dejarte atrás, y, bajo esa premisa, confía en que nunca querré hacerlo.

A nuestro alrededor todo ha cambiado y ha girado demasiado rápido, con demasiadas idas para tan pocas venidas. Sin embargo, has estado ahí las veces que más bajo he podido caer, sin importarte nada más que el conseguir arrancarme una sonrisa. Que me olvidara de todas esas sombras, que me concienciara de que tú estabas ahí, aunque a veces fueras el único. Poco tardaría en darme cuenta de que ya no necesitaría nada más, que tus alas serían las únicas en resguardarme del frío, en elevarme de nuevo a los cielos.

Te pido perdón por si alguna vez te sentiste dañado o desprotegido y no hiciera nada por remediarlo. Ojalá no te haya ocurrido, siempre quise hacer todo lo que estuvo en mi mano por estar ahí, por alejarte de esos pesares que un día nos invadieron... y sin que sepamos aún el por qué.


Prométeme que no me dejarás como siempre hicieron, que siempre podré resguardarme en tu calor. Que me seguirás rompiendo los esquemas. Que la mitad de tu vida la podré embellecer junto a la mía. Que al despertar podrás regalarme una de tus sonrisas; sólo me conformo con la que me gusta tanto de ti. Que cada mañana te encontraré al otro lado de la cama, buscando mi mano para agarrarla durante esos cinco minutos en los que pararíamos el tiempo con el despertador. Que no me regalarás tu silencio por fácil que te resulte, por imposible que ahora te parezca. Que nunca te despedirás con un adiós, ni con un hasta pronto... que ni siquiera te despedirás.

Quizás no sepa describir con palabras lo que en mi interior siento. Que todo ello se queda en nada cuando eres el único capaz de arrancarme una sonrisa, por muy escondida que a veces la tenga. Porque te daré las gracias las mismas veces que tú te dediques a sorprenderme. Y así toda una vida.

Porque eres tú... y nadie mejor que tú para serlo. Y es que eres mi alegría, mi llanto. El fuego, la fuerza, la felicidad en el rostro y el reflejo de mi sonrisa. Eres como esa lluvia intensa que cala hasta dentro... hasta el alma.
Y a mí me has calado.

Como me caló aquella noche del 28. Como aquel noviembre. Como la página más emotiva del libro jamás escrito, o la más triste del que una vez leíste. Como los pasos que dimos hasta hallar a quien nos rompió el corazón. Como aquellos otros pasos que desandamos para llegar hasta aquí. Como los días que tiene el primer mes que conociste. Como el resto de los que somos capaces de contar en cada uno de nuestros meses. Como las veces que has sido feliz, o como el número de inocentes a los que condenaron en vano.
Veintiocho. Un número pequeño entre la infinitud. O quizás el más grande con el que hayamos soñado nunca. Simplemente, un dos y un ocho sólo forman una cifra que no significan nada. Pero esconderá todo aquello que nosotros queramos que simbolice. Tan sólo quiero expresar con él que, aunque pasen cientos de meses, incluso miles de lustros, lo relevante, lo que realmente importa, va más allá de cualquier número. Supera lo malo y vive lo bueno, llegando hasta el final. Alcanza mis miedos, bañándolos de esperanza. Tiñe los días de dicha, sobreviviéndolos a mí misma y al pasado que hoy, escribiendo esto, ya me delata.

Lo que realmente importa somos tú y yo, ni más, ni menos.
Y es que el número veintiocho, que tantas, tantísimas cosas puede representar, hoy quiero que sea nuestro. Un comienzo, un año que sólo será el principio de muchos otros números que componen y compondrán una vida.

Porque eres la luz en mi horizonte. Yo, que soy una paranoica, una inquieta e insegura, una escritora sin pluma que a veces se contradice, que te desquicia algunas veces. No soy más que una ingenua, una soñadora con demasiado romanticismo en su cabeza. Tu fantasía más creíble.

Pero, sobre todo, soy una eterna enamorada de tu sonrisa. Porque sí, tú y yo seremos cualquier cosa… pero juntos lo somos todo. Lo que es ciertamente relevante es lo que simbolizan estas líneas, lo que se siente en el interior. Porque allí donde quieras, donde imagines estar, allí estarás, allí estaremos. Y todo es tan cierto ahora como cuando ha sido escrito. Ése es el verdadero significado de todo esto. Porque lo somos nosotros.




Te quiero.

Tantas cosas que decir

martes, 27 de diciembre de 2011


A petición de Abi... ;)

- La serie más reciente que te haya enganchado: Perdidos
- Un capricho cumplido: Una cámara de fotos
- Mi prenda favorita del otoño: Unas botas altas
- Un objeto de deseo: Un anillo
- Un diseñador: No tengo preferencia
- Un sabor: Chocolate
- Una fruta: Melocotón
- Un lugar para visitar: París
- Una ciudad: Granada
- Un lugar para enamorarse: Granada
- Una isla: ¡Ibiza! xD
- Un complemento: Unos pendientes
- Un plan para un domingo de otoño: Sofá + manta + peli
- Una cadena de TV.: Cosmopolitan xD
- Lo mejor de la TV: El Tiempo xD
- La última canción que se instaló en tu cabeza: Trololololó
- Una actriz: Keira Knightley
- Un actor: Neil Patrick Harris
- Una musa: Bardot
- Una revista: Cosmopolitan
- Un sueño: Vivir completamente independiente
- Último vicio: No se puede contar xD
- Con que regalo siempre aciertas: Con el de la palabra.
- Mi postre favorito: Tarta de queso
- Lo que me molesta: Las injusticias
- Mi mascota favorita: Canela xDD
- Blanco o Negro: Negro.
- Tu mayor fobia: Los bichos
- Actitud de todos los días: Depende de muchos factores.
- ¿Qué es la perfección? Su perfume
- Color favorito: Morado
- Animal favorito: Perritos
- Número favorito:7
- Perfume que estoy usando: Rose The One, de D&G
- Prefieres recibir o dar regalos: Me gustan las dos cosas.
- Último día que usaste sombra de ojos: Hace una semana
- Día de la semana favorito: Sábado
- Tienes tus uñas pintadas ahora: No.
- Mi pasión: Escribir, pero es un secreto.


Una noche de ilusiones

sábado, 24 de diciembre de 2011

Las siete de la tarde. Una noche más es 24 de diciembre. Quizás sólo los críos son capaces de disfrutar este día sin preocupaciones, inmersos en sus pensamientos... cuya mayoría no van más allá de qué regalos podrían recibir esta noche de parte de alguien robusto vestido de rojo.

A medida que creces, tus recuerdos sobre esa noche se van alterando. En un segundo todo puede cambiar, y si ese segundo se encuentra en un día como hoy, estas fechas ya nunca volverán a ser lo que un día fueron para ti. Inevitablemente, cada día de la Navidad te parecerá absurdo y doloroso, sin darte cuenta de que, con ello, también crearás dolor entre los que aún te rodean.

Es por eso que debemos levantar ese velo de desesperanza que a algunos nos traen estas fiestas; ya no sólo por nosotros mismos, sino por todos los que nos quieren, esos que se preocupan por nosotros y los que apenas han podido vivir otro desánimo que no sea el nuestro. 

Sé muy bien lo duro que es seguir adelante después de caer, de intentar levantar cabeza sin éxito. Pero también sé que todos esos malos recuerdos no sobreviven a los buenos, a los que en su momento fueron maravillosos. Porque, en el fondo, sigo teniendo la ilusión de esa cría que esperaba con ansia sus regalos. La misma que quedaba encandilada al ver luces de Navidad a su paso. Aquella que cada Nochevieja pedía un deseo distinto, pese a que supiera que ninguno vería cumplido. Porque nada importaba salvo ver reunidos a sus más queridos, esbozar una sonrisa y saber que en ese lugar siempre estaría protegida. 

Y aunque hoy todo eso ya quede lejos, lo importante es saber guardar esos buenos recuerdos. Porque no sólo lo malo forma parte de ti; es todo lo bueno que has vivido lo que conforma una vida. Sonríe y aprende a apreciar todo lo que hoy tienes, antes de que el tiempo te enseñe a querer lo que un día tuviste. Y, sobre todo, no pierdas la ilusión por lo que te rodea... no sabes qué regalo podrías recibir esta noche. 

Feliz Nochebuena.

Ganadora Sorteo "Camomilla Milano"

lunes, 12 de diciembre de 2011

Camomilla Milano es una empresa de Milán que se fundó en 1983. Está especializada en la fabricación de complementos de moda, con una amplia variedad en bolsos, carteras, bisutería, calzado y complementos, los cuales se caracteriza fundamentalmente por su originalidad y optimismo. 

Sus diseños son alegres, modernos, exclusivos y originales. Resulta imposible resistirse si eres amante de los complementos de calidad. Es por ello que me alegra un montón haber sido la ganadora de estos complementos, sorteados por Abi en su blog Las Inquietudes de Midori , el cual recomiendo encarecidamente desde aquí por su estilo y calidad. ¡Gracias!

Aquí os dejo el link del sorteo y el sitio web de Camomilla Milano.


Soy lo que no soy

viernes, 9 de diciembre de 2011

Soy imaginación, soy sonrisa y luz. Soy sorpresa y aventura. Soy lo inesperado, soy un destino y soy su meta. Soy polvo de estrella y calor de nube, soy una mezcolanza de sonrisa y lágrima, condimentada con una pizca de suspiro.

Un recoveco de romanticismo, un reino fantástico en el escepticismo, la melodía inolvidable, la subjetividad verosímil, soy la fantasía creíble. A veces soy tú por las veces que nunca fuiste yo. 

Nunca supe amar, porque siempre creí que eso no iba a ser para mí. Tampoco supe ganar, quizás porque nadie se mantuvo firme en mi camino. Soy odio y rencor, la máxima expresión del desprecio cuando de ti se trata. Soy debilidad, fortaleza y rabia gracias a quienes resquebrajaron mis muros. Soy verdad, soy creencia y valor. Ni siquiera tengo nombre, es el nombre quien me tiene a mí.

Soy sueño, soy pesar. Soy razón, la verdad más insospechada. Soy susceptibilidad, soy permanente lucha. 
Soy yo y nadie más que yo cuando de vosotros se trata.

Porque mi pasado quizás no existe, y mi futuro tal vez no llegue. Pero siempre sabré quién quiero ser, quién puedo ser y quién no debo ser.


Solamente una promesa más

jueves, 8 de diciembre de 2011

Hoy voy a perderme entre esos rincones escondidos en las emociones más extrañas. Hoy quiero que la fría brisa otoñal rasgue mis mejillas y arrastre mis cabellos. Explicaré al mundo mil y una teorías que luego tú me destrozarás, pero que a los cinco minutos volveré a olvidar.

Prométeme que me seguirás rompiendo los esquemas. Que la mitad de tu vida la podré embellecer junto a la mía. Que al despertar podrás regalarme una de tus sonrisas, me conformo con la que más me gusta de ti. Que cada mañana te encontraré al otro lado de la cama, buscando mi mano para agarrarla durante esos cinco minutos en los que pararíamos el tiempo con el despertador. Que no me regalarás tu silencio por fácil que te resulte, por imposible que ahora te parezca. Que nunca te despedirás con un adiós, ni con un hasta pronto... que ni siquiera te despedirás.

Quizás no sé describir con palabras lo que en mi interior siento. Que todo ello se queda en nada cuando eres el único capaz de arrancarme una sonrisa, por muy escondida que a veces la tenga. Porque te daré las gracias las mismas veces que tú te dediques a sorprenderme. Y así toda una vida.

Sólo te pido una promesa. Una promesa más.

No te marches. Agarra fuerte mi mano y no sueltes ese globo que ahora mismo nos sostiene. No lo olvides... no nos detendrán.  

Tienes un don

jueves, 24 de noviembre de 2011

-La última vez nos resultó imposible adivinar que ésa iba a ser la última. Supongo que es algo que no se suele pensar. Por aquel entonces preferíamos creer que lo nuestro sería eterno.

+Quizás para nosotros nada ha acabado.

-Para mí lo hizo desde la primera vez que me heriste, hace ya… años. Aunque mi venda se cayera demasiado tarde.

+Piensa que nunca es demasiado tarde para volver. Si vuelvo a ti, ¿qué harías?

-Contigo nada. No sé qué haría alguien más cuerdo en mi lugar, pero yo… tanto daño no sabría ahora mismo dónde esconderlo.

+Pero la decisión no depende únicamente de ti. Sé que, si regreso a tu vida, todo cambiaría. Y, conociéndote, no sería precisamente para bien.

-Lo sé, atraer a la gente es parte de tu don. El mío siempre fue el de quedar relegada a un segundo plano, eclipsada por personas tan importantes como lo has sido tú.

+No, veo que tu don sigue siendo el de ser una idiota. Tú me eclipsaste. A mí y a todos los que te rodean.

-No es tan sencillo, créeme. Será porque fuiste tú, será porque soy yo. Quizás porque «X» nunca podrá sustituir a «Y», quizás porque lo más fácil siempre fue el enamorarse de ti.

Fotografía

sábado, 19 de noviembre de 2011

Tú. Eres un mudo testigo que, sin palabras, es capaz de llenar de ilusiones, de sueños y alegrías la historia de toda una vida. Podrás inventar mil historias, vivir mil aventuras y crear mil mundos de fantasía... que siempre serán nuestros. 

Si te miro, pasen los años que pasen, sólo admiro un reflejo de vivencias. Aquellos momentos sombríos, esos lazos que un día desatamos o el recuerdo de los que se marcharon sin poder decir nada. Todo eso y más, lo distingo en tus ojos.

Porque sé que, aunque me lo propusiera, no podría destruirte. Aunque me hicieras daño, aunque al mirarte a los ojos viera al mayor de mis enemigos. No podría. Simplemente porque en tus páginas puedo encontrarme, puedo ver quién fui. Y sé que si algún día olvido todo lo que ahora vivo, serás tú quien me vuelva a descubrir. Quien me encuentre cuando me convierta en alguien que no quiero ser. 

El que me enseñe ese anhelado álbum con la imagen de los que una vez quise, de todos aquellos que consideré como míos. Como aquella misma persona que llegué a ser.

Dulce noviembre

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Noviembre. Tal y como ella deseaba durante semanas, se apresuró a arrancar del calendario la última hoja, con un 31 escrita y de un octubre que ya es historia. Abrió la ventana y comprobó que la noche ya había dado paso al amanecer, aunque aún no hubiera rastro de ningún rayo de sol. Asomando su cabeza, solamente fue capaz de mirar al cielo y respirar ese aire cortante, una sensación tan fría como si cientos de copos de nieve le hubieran brindado compañía. Aunque, en realidad, finas gotas de agua eran las que comenzaban a caer. Arrancó un pequeño trozo de papel de su libreta favorita y escribió toda sensación que ese instante le había evocado.

Al volver a la realidad, miró su reloj, ese que siempre adelantaba para evitar llegar tarde a cualquier sitio. Pese a eso, y como cada mañana, se le estaba haciendo tarde. Quiso darse prisa para intentar llegar puntual a su primera clase, y no reparó en si se ponía tal o cual jersey o si dejaba el eye-liner para otra ocasión. Cogió su bolso y se marchó hacia su parada de autobús, la más cercana que conocía. No fue una buena idea dejar el paraguas en casa, el agua le calaba la piel hasta el punto de tiritar. Al subirse en el bus, fue a refugiarse en su inseparable compañero de viaje. Desafortunadamente, su mp4 la había abandonado cuando más la necesitaba. Decidió entonces entretenerse dejando huellas en el cristal, gracias a la humedad que la lluvia estaba dejando a su paso. El día de hoy era importante, aunque nadie supiera por qué. Para ella, por fin noviembre tendría algo para ser recordado.

Pudo llegar puntual, pero en su mente resonaba un ¿para qué? bien claro. Decían que su futuro no resultaba muy prometedor estudiando esa carrera universitaria, pero ella sólo se limitaba a decir que nadie mejor que uno mismo sabe lo que le sera prometedor en la vida. Una gran fachada, una mera apariencia de que todo iba bien. Pero, sin embargo, no se sentía plena. Sus estudios no la ayudaban a crecer, sino a encerrarse aún más en ella misma. Por eso, ese día, decidió volar.

Era su hora de descanso. Se alejó de todas las personas que en ese momento la rodeaban, y que formalmente eran llamados compañeros, y emprendió su camino en solitario. Su destino se encontraba tan cerca como ella quisiera. Se dirigió hacia el único sitio de su facultad en el que se podía divisar una panorámica de su ciudad, esa que tanto había llegado a amar aun sin ser la suya. Nadie podría escucharla, nadie podría reparar en su ausencia desde allí. Una multitud de recuerdos pasó por su cabeza en aquel lugar, cuya mayoría tendría también lugar en otro lejano noviembre. No pudo evitar llorar, pero tampoco pudo evitar echar a volar. ¿Su destino? Perderse entre esa tierra, la misma que había sido testigo de toda la felicidad y toda las desdichas que a su vida habían llegado.

Por eso, ese día, decidió volar. 

Y en su bolsillo, sólo pudieron encontrar una nota escrita y empapada en la lluvia... Sweet november.


Casi diez, casi veintiocho

jueves, 20 de octubre de 2011

Como la página más emotiva del libro jamás escrito, o la más triste del que una vez leíste. Como los pasos que dimos hasta hallar a quien nos rompió el corazón. Como aquellos otros pasos que desandamos para llegar hasta aquí. Como los días que tiene el primer mes que conociste. Como el resto de los que somos capaces de contar en cada uno de nuestros meses. Como las veces que has sido feliz, o como el número de inocentes a los que condenaron en vano.

Veintiocho. Un número pequeño entre la infinitud. O quizás el más grande que hayamos soñado nunca. Simplemente, un dos y un ocho sólo forman una cifra que no significan nada. Pero esconderá todo aquello que nosotros queramos que simbolice. Tan sólo quiero expresar con él que, aunque pasen cientos de meses, incluso miles de lustros, lo relevante, lo que realmente importa, va más allá de cualquier número. Supera lo malo y vive lo bueno, llegando hasta el final. Alcanza mis miedos, bañándolos de esperanza. Tiñe los días de dicha, sobreviviéndolos a mí misma y al pasado que hoy me delata.
Lo que realmente importa somos tú y yo, ni más, ni menos.
Y es que el número veintiocho, que tantas, tantísimas cosas puede representar, hoy quiero que sea nuestro.

Un comienzo, un año que sólo será el principio de muchos otros números que componen y compondrán una vida.

Buscando ese sitio

martes, 18 de octubre de 2011

Seguir una estela o replantearse el camino. Tú eliges, ¿fingiendo o viviéndolo? Si te falta la pasión, si no sientes todo aquello que haces, llegará un momento en el que sólo puedas decir basta. La pasión surge, sin más, sin pedirte explicaciones. Como un niño que aprende a montar en bici y no es capaz de alejarse de ese sillín ni un sólo momento. Esa ilusión que te invade al hacer algo que deseas. Y así cada día de tu vida.

Supongo que nunca me preocupó montar en bici, ni tampoco esa necesidad de elegir aquello que deseaba. Labrarse un porvenir es ley de vida, algo que, con el tiempo, vamos construyendo sin darnos apenas cuenta. Quizás, ingenua de mí, creí que mi vida se hilaría sola, como quien cose una camisa deshilachada. Que un buen día eligiría un camino y recorrería ese viaje con los ojos cerrados, sin mirar atrás y sin juzgar el por qué de mi elección.

Mentira. Una inmensa utopía.

No todo salió como deseé, aunque sería una estupidez no reconocer que a ratos me siento muy afortunada. Y feliz, por qué no decirlo. Pero... verás. Me reconcome la idea de no encontrar mi sitio, de crecer, avanzar, evolucionar... y seguir siendo una carga y no un modelo que quieras seguir. 

Cuando veo personas que se apasionan por aquello que hacen, que comparten ilusiones, que tienen vislumbrada una meta y que cada día se levantan con la ilusión de volver a empezar... siento cierta desazón. Incluso, algo de nostalgia. Así me sentí la mayor parte de mi vida, con un destino que admitía como propio. En cambio, ahora estoy perdida, absorta con ese lugar en el que me mentalizo por estar, con poco o nada nuevo que aportar.

Seguramente todo cambie tarde o temprano. Que mi camino no sea tan pedregoso y pueda volver a decir que esa ilusión por levantarme cada mañana ha vuelto. Porque, al fin y al cabo, no he conocido otro sueño a lo largo de mi vida que el de aprender y aportar un granito de arena a todo aquel que me rodea.

Recuerdos de una vida quizá mejor

lunes, 19 de septiembre de 2011

«Don’t forget me, I beg, I remember you said:
   “Sometimes it lasts in love, but sometimes it hurts instead
»

A veces te pones a pensar cómo hubiera sido tu vida sin cambios, sin sufrimiento, sin algo que no estuviera dentro de la normalidad. Supongo, entonces, que éso no hubiera sido vida. Sin cambio, no hay evolución. Y qué mayor objetivo tenemos más que el de avanzar, el de llevar en el corazón ese niño que un buen día fuimos para convertirnos en ese otro alguien que cuidará del nuestro. En solitario o, por el contrario, con compañía, que eso siempre ayuda. 

Recordaremos lo que fuimos, aceptando que nada será igual. Que esos años en los que podías volar con sólo usar la imaginación quedan hoy más lejos que nunca. Resulta inútil pensar en lo que pudo haber sido, en lo que un día pudiste llegar a hacer y, sin embargo, más te pudo la cobardía. Porque, si ahora estamos aquí, precisamente es por todo aquello que fuimos apartando de nuestro camino. 

Te veo tan perdida que apenas logro reaccionar. Supiste decir adiós tantas veces que hoy te queman sus palabras de despedida. Lloras anhelando tu pasado, con todo lo que te condenó, sin saber que el futuro, ese que también añoras, lo tienes aquí a tu lado.

Y lo sé, sé que cuesta mirar hacia adelante si para ello vuelves a buscarte en el pasado. Si al encontrarte sólo percibes un sinsabor constante. Sin saber el por qué, me siento desganada cuando vuelvo a saber de ti. Preguntándome en qué me pude equivocar, si es que acaso me dio tiempo. Quizás todo pase al igual que todo llegó, sin darme cuenta, un buen día sin más. Pero mientras, aquí estoy, en espera, en mi estado predeterminado. Buscando palabras donde sólo hallo silencio. 

Y mentiría si dijera que no me siento sola, que no necesito a nadie más. Porque una vez que saboreas la compañía, sabes que su falta dejará un vacío. Y no hay mayor miedo que ser consciente de esa ausencia, imaginando que pueda no ser la única persona que se marche, se aleje o que, simplemente, se canse. Desgraciadamente, un miedo de esos que sólo mata lentamente por dentro.

Ni siquiera lloro con lágrimas, evitando enjuagar cualquier tipo de pensamiento, haciéndome ver con claridad que ni siquiera soy capaz de refugiarme en alguien más. Quizás me encuentre carente de fortaleza, de paciencia y de seguridad. Una debilidad que aún estoy a tiempo de fulminar, hasta que llegue ese día en el que sólo tenga tiempo de preocuparme de algo más que no sean mis propios miedos, y cuyo compromiso será para toda la vida. Un algo que con el tiempo será alguien, un ser que espero, que aún no tiene su lugar conmigo, pero que, tarde o temprano, llegará.

Como todo lo que tenga que llegar en esta vida.


Sortilegio

viernes, 16 de septiembre de 2011

No quiero callar lo que gritan mis ojos, mientras veo cómo te marchas, mientras velo tu ausencia, esa que atraviesa la calma de mis noches. Escucho el sonido de mi alma, oigo todo aquello que me descubre de ti, y me embarga una indolente esperanza que me repite cómo el día menos pensado volveremos a ese mar del paraíso. Porque todos tenemos el mar, todo un océano del tiempo en el que ni siquiera un naufragio logrará despeinarme tus "te quiero". Y, por si las dudas, frente a él haremos inventario de esos besos que aún no llegaron. Juntos, dejaremos de pensar para ser una palabra en el agua, viviendo los sueños que un día desvivimos.

Ése es mi sortilegio.

Mientras quede por decir una palabra

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Los girasoles de papel miran hacia otro lado, en el pequeño cuarto donde ayer hicimos el amor le dan la espalda al sol. Y vivo sin vivir en mí y muero cada hora que se escapa sin saber de ti. Lo siento tanto, tanto amor, que me duele el corazón.


Podría decirse que es un día de tantos. De esos tantos que nunca creí que fueran para mí. Interiormente, es posible que me haya reencontrado conmigo misma, y al hacerlo, te encontré esperándome en un rincón. Quiero escribir algo que ya te había dedicado tiempo antes, y ya en su día leído por ti. Sin embargo, con otro continente, pero con ese mismo contenido. Porque lo que realmente importa va más allá de todo ello, vive en los buenos momentos, al igual que sabe superar los malos. Lo que es ciertamente relevante es lo que simbolizan estas líneas, lo que se siente en el interior. Porque allí donde quieras, donde imagines estar, allí estarás, allí estaremos. Y todo es tan cierto ahora como cuando fue escrito. Ése es el verdadero significado de todo esto. Porque lo somos nosotros.


Mientras quede por decir una palabra,
Mientras quede una mirada para mí,
Mientras puedas regalarme una sonrisa,
No, mi vida, no me pienso rendir.

Mientras quede por cumplir una promesa,
Mientras quede una razón para reír,
Mientras quede en el tintero algún poema,
Estaremos a tiempo de seguir.

Y es que si me miras a los ojos
Ves lo más bonito que hay en mí,
Un reflejo de ti...
Un reflejo de ti...
Un reflejo de ti...
Bajo esta luna de abril.

Mientras quede algún secreto entre nosotros,
Mientras quede un beso para ir a dormir,
Mientras tengas dos cepillos en el vaso,
Compañero, hay mucho por vivir.

Y es que si me miras a los ojos
Ves lo más bonito que hay en mí,
Un reflejo de ti...
Un reflejo de ti...
Un reflejo de ti...
 
Y es que si me miras a los ojos
Tú ves lo más bonito que hay en mí,
Un reflejo de ti...
Un reflejo de ti...
Cuando te conocí...
Cuando te conocí...
Bajo otra luna de abril.

Ódiame

domingo, 4 de septiembre de 2011

¿Sabes? Me he cansado de todos los pájaros que rondan en mi cabeza, esos que no me dejan escuchar más allá. Porque hace meses lo descubrí, y estos días lo confirmé: todo el daño que surge a mi alrededor se me olvida al verte.

Sin pretender ser ostentosa, he de confesarte mi odio. El odiarte por quererte aún más que cuando empecé a unir estas letras. Mi odio porque incluso amarte ya me sabe a poco.

Hoy lo comprendí. Todo esto es lo que quiero, sin que me importen esos pájaros. Ya se cansarán de chillar y piar en una cabeza tan pequeña como la mía.

Porque esta es la vida que sueño. Y porque sé que nadie entendería esta maraña de sentimientos enredados entre tus manos y mi rostro...

...Salvo nosotros.

Cuéntale

sábado, 27 de agosto de 2011

-Y tú, ¿qué opinas de él?

-Quizás si confieso que es la persona que me levantó de todas mis caídas, me deje en el tintero todo aquello que por mí fue capaz de hacer. Y, posiblemente, desde que el mundo era mundo para ambos. También, es probable que no llegues a imaginar una entrega como la que él siempre estuvo dispuesto a dar. Pero si añado que es la única persona por quien estaría dispuesta a dar la vida, seguramente así puedas hacerte una ínfima idea de todo lo que opino de él.


Sentimientos encontrados

martes, 23 de agosto de 2011

Envidia, celos, ansiedad, pasión... Nunca comprendí muy bien en qué consistían todos ellos. Ni siquiera si comprenderlos iba a tener sentido. Acaso quién sabe distinguir entre es esa hipócrita envidia sana de la que tanto presumen algunos o si de esos infundados celos que rozan lo extenuado.

Confesar siempre fue de valientes; envidiar, de mediocres. Confesar una envidia... de un valiente mediocre.
Lo acepto. Hoy, lo seré. Aunque tú vas a ser un juez más que significativo. Confieso que por tener envidia de ese alma libre hoy me encuentro aquí parada. Envidio el niño que escondes, cuyas alas aún no quebraron del todo. También, de quien huye sin miedo hacia la esperanza, de quien no es capaz de robar otra cosa que no sea un beso. De quien desprende temple y constancia. De quién no se pierde en su vagos recuerdos, de aquel que mira hacia adelante esbozando una tierna sonrisa. De ellos, los que decidieron emprender un camino. Los que no tuvieron miedo de amarse. Quiero ser juzgada por aquellos que son capaces de enamorarse a diario… pero siempre de la misma persona.  A los que con una mirada ya lo dicen todo, aunque nada esperan más que volver a perderse en esa mirada, al menos, para siempre. Y, por qué no, a las caricias, al silencio y a los fríos invernales, a todos los que te hicieron acercar a mí.

Sí. Porque tengo envidia de ti. De mí. Envidia de nosotros.

Y si ni yo misma he sabido hasta ahora qué significa envidiar, hagamos un trato. Porque, si me lo propones, siempre podemos cambiar la envidia por la suerte.

Mas hablar de celos es otra historia. Si extraño tu presencia, siento celos de tus manos, que no tomaran las mías. También de tu sombra, por ser tu fiel compañera. Incluso de las estrellas, quienes velarán tu sueño mientras me encuentre ausente. Sentimientos encontrados no siempre son compartidos, aunque sí que sean apasionados. Celos infundados, confesados y, desde hoy, aquí enterrados.

Pero ya no importa, no soy lo suficientemente para albergar en mí un sentimiento como la envidia o una enfermedad como los celos. Me matarían lentamente. Aunque otras sensaciones ya lo estén haciendo.

Detalles

martes, 16 de agosto de 2011

Son detalles. Irrelevantes en apariencia, insignificantes para los ojos de cualquiera. Pequeños, pero cargados de esencia. Son todos aquellos gestos, como ese estremecimiento tal característico en mí, los que más echo de menos cuando no estás. Es curioso, pienso. Y todo ello retumba en mi cabeza, recordando a un eco que no para de reverberar.

Y son esos fragmentos, esos detalles, los que más apenan, los que más fuerza tienen para arrastrar las lágrimas cuando no estás. Los que más gritan que vuelvas a mi lado, que no te vayas más, que no me vaya yo.

Son detalles.

Me haces reír con dos palabras. Me quedo embobada cuando sonríes, pero es secreto, y lo disimulo de escándalo. Me gusta cuando me asustas, porque me siento como una niña, esa que siempre espera un abrazo después. Ese pelo rebelde que se te queda cuando te despeinas, también me gusta. Cocinas bien, y envidio que siempre tengas hambre. Es una suerte, así nunca nos sobrará comida. Me calmas con una mirada. Me encanta colarme en tu cabeza y que tú te cueles en la mía. Entiendes mis cosas raras. Sabes que a veces me gusta llevarte un poco la contraria. Aunque también me pico, pero en el fondo soy buena y te dejo ganar cuando quieras en el ISS Pro. Admiro tu capacidad de afrontar la vida, tu paciencia y la serenidad que intento adquirir. Y, a veces, cuando te miro, me sigo sorprendiendo de qué han podido ver esos inquietantes ojos a través de los míos.

Son detalles. Y todos ellos, perfectos en su imperfección, son nuestros.

Estos meses, teniéndote cerca y a la vez tan lejos, con cada pequeña cosa cotidiana, uno de esos detalles venía a mí en forma de recuerdo, y me hacía extrañar tu presencia mientras el profundo y oculto sentimiento gritaba que vinieras a mi lado.


Sé que todo esto son detalles. Y también sé que me repito, que aunque escriba millones de textos, nunca expresaré todo en su totalidad. Que anteriormente no me había encontrado en tal punto en mi vida, imaginando un futuro cierto con una persona a mi lado. Que nunca había querido tanto a una persona…


Y sí, hemos estado lejos, y todos esos detalles son los que peor sobrellevo… pero, ¿sabes qué? También son los que lo hacen todo mucho más bonito. Más llevadero, aunque suene paradójico.


Sólo me queda esperar una cosa. Tener toda una vida para aprender de memoria todos y cada uno de tus detalles. Y recordarlos, juntos.

Una majadería de tantas

lunes, 15 de agosto de 2011

Llevo días con ganas de escribir, deseando encontrar el momento para ponerme a ello y dejar volar las palabras. Pero últimamente me pregunto que para qué, que a quién le importaría. Y no me molesta. No me molesta que me lean tres personas, porque realmente vale la pena escribir lo más bello del mundo solamente para ellos.

Me molesta sentirme inferior por expresarme como honestamente quiero, puedo y sé. Quiero críticas, saber qué hago bien y qué hago mal para así crecer, no majaderías.

¿Afán de notoriedad? ¿Simple forma de ser? ¿Envidia? No será de lo extraordinariamente bien que escribo, o de mi maravilloso físico (nótese la manifiesta ironía en el contexto).

Sé que no es cuestión de darle mayor importancia de la que tiene, que peor para mí si sigo el juego o que no debo responder a tales memeces. ¿Y dejar que me menosprecien, una vez más? ¿Seguir sintiéndome inferior, y a los hechos me remito?

Pero aunque todo ello me duela interiormente, aunque acabe olvidando lo que un día me molestó, lo cierto es que estoy cansada. Cansada de verme como una porquería, simplemente porque en cualquier etapa de mi vida alguien lo quiso así. Otras, simplemente soy yo. La que se desprecia, la que se exige, la que nunca puede fallar. Ésa, sí. Esa soy yo.

Imaginaba que una decepción tras otra me ayudaría a ser más fuerte de lo que aún soy, que me dejaría escarmentada para empezar a confiar sólo en quien realmente supiera ganarse mi confianza. Pero veo que aún me sigue afectando todo lo que me ocurra. Son cicatrices que siguen a flor de piel. Huellas que al roce más tenue duelen inevitablemente.

Susceptible. Quizá a la mínima salto, a veces incluso me lanzo a la yugular de alguien. Acto que se traduce en el posterior arrepentimiento de mi persona. Pero todo es fruto de un simple cansancio. Cansancio de no ser nadie ni para mí misma.

Quizás con el tiempo adquiera algo más de serenidad. Quizás... alguien se encargue de transmitírmela. Y es que algunos necesitamos una palabra para ser felices, para olvidar esas insignificantes majaderías. Una sonrisa que nos lleve a ese lugar que anhelamos, esos brazos en los que nos sentirnos seguros.

Esos que sé que tengo y que sé que extraño, que admiro de lejos, que hoy echo de menos.



Porque quiero agradecer a dos personas que sigan estando ahí pese a todo, las que hacen que los días valgan la pena vivirlos.



Y si alguien se ve aludido en mis palabras... que pare la música.


Quizás no valgo

lunes, 8 de agosto de 2011

No es la primera vez que pienso que mi carácter es bastante singular. Ni tampoco es la primera vez en la que no sé distinguir dónde está bien ni dónde está el mal. Llega un momento en el que mi existencia se limita, mi pensamiento se eleva y cada palabra es tan intensa como si pudiera ser la última. Siento debilidad cuando no tengo lo que necesito. Pero no caigo, y si lo hago, no lo mostraré. Porque sé que luego volveré a subir, a tocar el cielo.

Necesito continuamente cariño, amor, atención... o sólo una simple palabra; quizás para olvidar por un instante lo poco que me puedo querer a mí misma.

Voy con pies de plomo en todo lo que hago, seguramente por el perfeccionismo que reina en mí.
Siempre me parece poco el 100%. Soy una persona de extremos. Te lo puedo dar todo, pocas veces pido nada. Porque, aunque lo necesite, ¿qué derecho tengo para pedir algo a alguien? Soy contradictoria.

Eso me ha hecho sufrir durante toda mi vida. Eso me ha hecho agradecer tanto el que alguien me brinde un simple gesto desinteresado, una muestra de cariño o la más maravillosa declaración de amor.

Pero, ¿cómo corresponder? Si yo misma soy un completo caos, como bien he descrito. Quizás no debería entregarme de esa manera, esas personas siempre lo viven todo más intensamente, como el sufrimiento. Quizás tampoco es bueno ser tan interiormente pasional, porque no expresarlo... destruye poco a poco. Y vuelvo a sentirme impotente, siendo un círculo vicioso del que nunca se ve el fin.

No tengo arreglo. Es mi conclusión después de tanto pensar. Quizás el tiempo me traiga paz, o el que me confirme que nunca se me dieron bien estas cosas.

Pero mi ilusión es que este sueño sea eterno. Como ver avanzar una maravillosa vida en común, con todos esos frutos que ella traerá consigo

Mi pobre corazón oxidado

sábado, 6 de agosto de 2011

Quiero contarte que estoy aquí. Recordarte que nunca me iré, que por mucho que caiga, serás tú por quien logre levantarme. 

Quiero recitarte los más maravillosos versos que de mis labios pudieran salir, escribirlos en el aire y admirarlos. Que todos vean cómo es de fuerte este sentimiento.

Quiero vivir cada día contigo, conocer hasta el más mínimo detalle de tu ser y hacerlo poco a poco mío. Ser partícipe de tus alegrías, logros y proezas, y acompañarte en tus fallos, derrotas y tristezas. Porque cuando caigas, yo también seré tus alas. No sé si te ayudaré a volar, pero al menos siempre contarás con mis manos, para agarrarlas y caminar hacia adelante, sin mirar atrás.

Quiero despertarme cada día con una sonrisa, y verme reflejada en la tuya. Quiero recogerme en tus brazos, el hogar donde me siento tranquila, el sitio donde encuentro la paz. 

Porque son extrañas mis noches cuando no estás en ellas, y te echo de menos, siempre con una eterna esperanza de que entiendas lo que escribo. 

A un corazón tan sensible como el mío, le resulta imposible no acobardarse por sus innumerables miedos y derrotas. Pero por primera vez, siento que tú has sido su mayor acierto.

Y no quiero despertar de este sueño. Porque si lo fuera, no quiero saber que este sueño ha sido simplemente eso, una ilusión, sino que ha sido y será un deseo totalmente verdadero.

Desesperada

domingo, 31 de julio de 2011

Desesperada. Enjuaga sus lágrimas con rabia, como una niña pequeña que ni en su madre puede hallar consuelo. Desconsolada porque, por más que da vueltas, su repentina ansiedad no la deja encontrar en su cama algo que no sea más que una incesante soledad nocturna. Ahora es cuando realmente sabe qué es echar de menos eso que una vez formó parte de ella, algo que no sólo fue una mera ilusión. Con suma impotencia, anhela unos brazos que la protejan del frío que ahora siente. Cambia el grito desesperado por un ahogado llanto, dejando callado su amargo desencanto.

Añora su adorado y dulce olor, aunque duda de que la suave brisa de la noche se lo pueda devolver. Sabe que el dueño de ese olor no la echará de menos esta noche, pero eso no importa, sobre todo si ese alguien se trata del mayor acierto cometido en su historia. Ése es un pensamiento que invade su mente, con cierta resignación… La resignación que se siente al saber que nadie más podría oírla, que nadie más debería saberlo. 

Y es que ahora le queman por dentro todos esos abrazos que prefirió guardar para su imaginación, o aquellos besos que tanto anhelaba en sueños. Todo queda para sí, esperando el día en el que todo vuelva a ser como ella tanto espera, cuando nada deje a expensas de su imaginación.

Esta noche dejará de sufrir por un instante, volviendo a ser feliz, aunque sólo sea fruto de esas historias que sólo ella vive en sus sueños. 

Porque esta noche… sólo ha sido una mala noche.

28

viernes, 29 de julio de 2011

Un día más, como cualquier otro jueves de un mes sin importancia.
Y, a la vez, un día menos para que cambie todo.
Martes, 28. Y desde entonces, hasta hoy. Es curioso que un número sea capaz de evocar tantos momentos. Es una simple suma de números, cuyo resultado sólo te lo debo a ti.


Porque ya se ha ido el 28.



Un día más

jueves, 14 de julio de 2011

¿Qué mal amargo puede el mundo causarnos si nos tenemos el uno al otro?"

Y hoy por hoy, 6 meses y medio después de todo, las palabras continúan negándose a fluir, a construir bonitas frases y resultar en preciosas muestras de sentimiento.
Hoy por hoy, sigo sin conseguir explicarlo todo, sin ser capaz de demostrarte con esta frágil prosa todo lo que pretendo, todo lo que siento.
Esas mareas profundas que se forman en mi estómago, esa sensación de flotar entre nubes, de tocar el azul del cielo y ser uno con él, de sentir el viento arrancar cualquier tipo de malestar y llevárselo lejos, de donde jamás podrá retornar. Todo eso que siento cuando sé que nos vamos a reencontrar de nuevo, cuando te veo venir a mi encuentro, todo ello queda empequeñecido al escribirlo. Todo es mucho más especial en realidad. 
Todo es más especial contigo.
Cada una de las pequeñas arrugas que se forman en mi sonrisa, el reflejo marrón de tus ojos sobre el oscuro de los míos, esa sensación tan especial que siento al abrazarte, esa especie de revoltura de estómago que no son mariposas, es un zoo entero. En definitiva, todo lo que siento cuando, frente a mí, tú sonríes. 
Y dicho así, es como si no se correspondiera con lo real, con lo que en apariencia ves. Tan solo son meras palabras que intentan explicar lo más grande que me ha sucedido en la vida. Todo es mucho más especial en realidad.
Es más especial contigo.
Me disculpo por no saber expresar que poquito a poco te has convertido en mi mundo. Me disculpo porque no sé cómo decir que eres mi razón de seguir luchando, mi mayor apoyo, mi vida entera. Porque por más que lo repita, jamás alcanzará a parecerse a la realidad, jamás será tan grande como lo que siento, ni tan precioso como todo esto. Me disculpo mientras pienso en qué podría regalarte, si te mereces el universo, y qué podría decirte si cada palabra bonita es tuya. 
La razón es sencilla… para mí, todo es más especial contigo.
En este tiempo hemos viajado juntos los mismos kilómetros, pero descubriendo en ellos siempre algo nuevo y especial. Hemos vivido aventuras frente a una pantalla, hemos sido un ángel y una mortal,  turistas en nuestra propia ciudad, e incluso, compañeros de piso. Intenté ser una sonrisa al despertarte, para que nunca la olvidaras. Hemos sido un siempre, un tú y yo. Nosotros.
¿Sabes? Hemos fortalecido unas iniciales que ya perdurarán siempre. Unas iniciales unidas a la inversa, separadas por una K en el teclado, junto a otras que sólo están separadas por una N. Hemos construido una realidad que lleva nuestro nombre, una realidad similar a un gran jardín. Ese jardín lleno de flores que simbolizan un sentimiento, en el que nosotros seremos los jardineros, y día a día, regaremos la flor de nuestro cariño.
Hoy por hoy, sigo sin saber explicarlo.
¿Y yo? Te quiero, luego existo. Podré surcar los mares, escalar altas montañas, bajar acantilados y afrontar mis mil temores, que mientras tú me acompañes todo ello estará bien. Temblaré cuando una suave brisa te acaricie y ese tacto no sea yo, como un suspiro que desaparece en el aire. Pero si tú estás, todo seguirá bien.
Sigo sin saber cómo gritar al mundo que sin ti no vivo, porque ya no quiero; sigo en mi camino, en el nuestro, de tu mano, sin desviarme. Y allí, al frente, nuestro futuro. Sigo sin saber cómo decir que sin ti no lo quiero. 
Sigo sin saber decirlo. Porque todo es más especial contigo.



Y prometo recordártelo cada año, en nuestra ciudad alhambrada, hasta el fin de los tiempos.

Quería contarte

miércoles, 13 de julio de 2011

Si te pidiese alguna locura, ¿me seguirías sin pensarlo? Y no vale pensar, sólo responder. Dime si cogerías mi mano hasta el fin del mundo, hasta el fin del mundo que hemos conocido. Si te adentrarías conmigo en un paraje desconocido, sin mapas, sin guías, sin brújulas ni destino. Dime si te perderías conmigo... Porque, estando contigo, no necesito encontrarme. Cuando estás a mi lado sé cual es mi lugar, reside en ti, respira contigo, se hunde con cada latido... y bombea emociones, caricias, sonrisas, sueños. Y, si te pierdes conmigo, te aviso de que puede que jamás nos encuentren. 

Entonces, ¿te arriegas? Si ganamos, lo haremos juntos. Es imposible perder si me das tu mano, si la tengo aquí, sobre mi pecho, meciéndose al ritmo de mis latidos. Podríamos ser dos fugitivos; podríamos ser, simplemente, dos que estaban pero dejaron de ser. Y nadie se preguntaría si pensamos volver porque el sitio al que habríamos de regresar aún no ha sido inventado. 

Necesito saber si puedo contar contigo en mi plan de huida, en eso que llamo destino, en esos cuantos pasos que daré fuera del camino. 

¿Me abrazarás si tiemblo? ¿Serás mi compañero de viaje, mi aliado? Y no vale echarse atrás, hay que ser valiente, hay que dejarse el alma en cada paso que avancemos. Te prometo que lo haré, correré cualquier riesgo con tal de no perderte.

¿Y tú? ¿Te quedarás conmigo? ¿Para siempre? Espero que nunca te canses de contestar, porque hace tiempo
que me respondí esa pregunta; hace mucho tiempo que yo me quedé contigo

He dicho.

Ya que no puedo escribirte directamente, dejo esto como promesa hasta el momento en que pueda volver a abrir tus páginas.
Hace tiempo que no te comento nada, exactamente desde un lejano tres de abril, donde tantas cosas pasaron. Desde entonces hasta he cambiado de dígito, y por suerte soy más feliz, compensando por cada lágrima que a veces derramo. Por ejemplo, las que pude derramar esta noche.

Nunca imaginé que pudiera convertirme en un ser tan susceptible a los miedos. Tengo miedo de perder a la persona que más quiero en mi vida, de que algún día se pueda dar cuenta de que no soy realmente lo que buscaba. Lo único que consigo es fallar, incluso a mí misma, traicionando mis principios. Nunca he sido así, desconfiada de mi propia sombra, ni me había sentido tan avergonzada de mí misma. Porque confío en él todo lo que no sé confiar en mí misma, algo de lo que realmente no me arrepiento. Pero... todas mis virtudes las veo reflejadas en otra persona que no soy yo, y todos mis defectos los reflejo cuan espejo, proyectando incluso los que no son míos. ¿Por qué lo hago? Realmente me siento plena, feliz, tengo aquello por lo que siempre luché delante de mis ojos, todo aquello que siempre he pensado que valía la pena. Pero teniendo en mente ese eterno miedo a perder, siento entonces que así sí que podría perderlo todo.

Y es lamentable seguir en ese estado. El más mínimo error me afecta, como ya conté una vez, y de la más mínima simpleza puedo armar una teoría. Soy imbécil, cabezota, insegura y pesimista, pero aún así te pido que no te vayas, porque no estoy dispuesta a dejar escapar todo esto.

Porque todo pasa, como todo llega. Ha pasado un año, quizás un poco más, y parece que estas fechas no traen buenos recuerdos para ninguno. Quizá porque, inconscientemente, temo que esos fantasmas vuelvan a aparecerse, aunque realmente no vaya a ser así. Es por eso que es injusto cargarle todas mis paranoias y todas estas porquerías a la persona que menos culpa tiene de todo lo que pasé. Porque ha sido quien ha estado ahí en todo momento, y la que quiero que siga estando para siempre.

Aunque esta mala racha sin sentido no nos beneficia, no quiero ser yo la responsable de perder lo que ahora tengo, ni que todo ello cambie por mi culpa. No me lo perdonaría una vez más.
Simplemente pido comprensión; por ejemplo, en el momento que presiento que no me muestran la atención que en ocasiones preciso, o que en apariencia simplemente soy una persona más, me siento angustiada. Pero no me enfrento, no me veo con el derecho. Y me comporto cuan niña pequeña, dejando al aire mis carencias socialmente emocionales ya conocidas. Pero no por ello quiero ni pretendo cambiar el carácter de nadie, porque estoy enamorada de cada una de las virtudes y de cada uno de los defectos que conozco de él, desde el primero hasta el último, y ya no siento miedo de amarlos.



12.07.11. 
Porque un diario debe estar en un lugar seguro.



He de reflexionar, pararme a pensar en todo lo que mi cabeza ha creado ella solita y soltarlo todo afuera. Nunca me ha costado pedir perdón, fueran cuales fueran las circunstancias, por eso ahora tampoco está de más. También, desintoxicarme de las perturbaciones, y no encontrar más excusas para no ser feliz... (será que no me acostumbro a serlo, o que simplemente se me olvida.)
Pero aún así, quiero conseguirlo. Y no solamente por mí, sino que por ti quiero superarme, crecer. Porque confío en ti como en nadie más, porque guardo todos estos años como abrigo. Y para que no sientas que tu confianza en mí la depositas en vano, sin que te sientas defraudado una vez más. 

Para que seas feliz, para ser feliz contigo.

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