El futuro ya está aquí

viernes, 24 de julio de 2009

A veces los caminos que tomamos son largos y accidentados, pero recuerda: son esos los que siempre conducen a los paisajes más bellos. Habrá desafíos, inevitablemente, pero tu modo de responder a ellos determina lo que eres y todo lo que serás. Para tener más posibilidades de alcanzar tus objetivos, trabaja en ellos. Sólo da lo mejor de ti. Recuerda que eres capaz de hacer milagros propios. Recuerda que a ti te corresponde encontrar la llave que abre la puerta de una vida más plena. Comprende que las mayores dificultades te acercan a ir más allá. Cruza tus puentes. Enfrenta los desafíos. Ve detrás de tus sueños y acércalos más y más a tu corazón.






Un año más. Justo hace un año de este texto...

Porque las vidas cambian, pero las personas aún más.



Hace mucho que no hablo de cómo estoy ni cómo me siento realmente. La verdad es que estoy algo decepcionada... la gota colmó el vaso, y estoy harta de que exista gente que haga daño sin motivos, no solamente a mí, sino a los que más quiero. Pero ya me da igual, solamente me importa la gente de verdad, como tú o como tú, no quienes me hagan sufrir.



Y pensar que hicimos tanto y que todo ello fue en vano... Es frustrante.



Pero ya me he dado cuenta de aquellos que quiero en mi vida. Simplemente aquellos que con cualquier cosa pueden hacerme feliz. Ya estoy harta de ver daño a mi alrededor. Y aunque a menudo no os vea a muchos, sí que os recuerdo día a día. Porque quiero, puedo y sé.

En este momento prefiero estar como llevo desde hace un tiempo, tranquila con pocos antes que tensa con un ciento. Pocos pero los mejores, con los que cada vez tengo más ganas de compartir momentos nuevos en una gran ciudad...



Dicen que ésta será nuestra época dorada... pero a veces sigo creyendo que el oro solamente es lo que junto a ti reluce...





Y me siento estúpida. Sin solución. Si te dejo ir, no creo que hagas nada para volver. Vas a pensar que es lo mejor. Si te sigo esperando, si te sigo buscando, no será bueno para ninguno. Pero me siento estúpida. Si pudiera espantar tus miedos, secar tus lágrimas y darte nuevo aire. Si pudiera ser quien te rescate, quien te haga sentir que se puede. Si pudieras creer en mí. Si tan sólo pudieras ver un poco lo que hay en mí. Si el destino nos volviera a unir. Si la distancia no existiera. Si pudiéramos fundirnos en un abrazo eterno y dejar atrás nuestras tristes historias. Si nuestro presente fuéramos nosotros, y no la nostalgia de otros momentos. Si me quisieras más del miedo que tengo a que me quieras. Si sirviera de algo estas fuerzas y estas ganas. Si la voluntad pudiera traerte a mi lado. Si supieras que te busco, día y noche. En cualquier lugar. Si supieras que eres mi primer pensamiento del día y mi último antes de dormir. Si supieras que necesito soñarte y abrazo mi almohada pretendiendo tu cuerpo a mi lado. Si supieras la desesperación que corre por mis venas y la necesidad de tu calor que me hace temblar el pulso. Si supieras que extrañarte duele en la garganta, en los músculos, en la piel y en los poros. Si supieras...





Si supieras tantas cosas... No hablo apenas del tema últimamente, más que nada porque no sé cómo afrontarlo. No siento miedo, pero a veces el tema me supera. Lo último que quiero es dar pena, gastar tiempo de la gente o parecer idiota... por eso me lo guardo, pongo otra cara, sonrío y hago bromas, aunque por dentro esté en mil pedazos por muchos motivos. Así me creo más fuerte, aunque sólo sean meras apariencias.

Y qué se le va a hacer, puede que lo más triste sea que al cruzar esa puerta aún tenga esperanzas de encontrarte, por eso quizás siga paseando por aquella zona. Aún visito tu perfil infinitas veces esperando respuestas. Aún no me hago la idea de que me voy... ni de que te vas. Aún... tantas cosas.

Básicamente, todo ha acabado. No me imaginaba cómo sería ese momento, ni cómo lo afrontaría. El texto lo resume muy bien... la distancia es así. Puede llegar a ser cargante, incluso en el fondo a ser la mejor solución, pero hay momentos en las que llegaré a odiarla.

A ella en vez de a ti, qué cosas tiene la vida...

En el fondo me alegro en que al menos pude despedirme de ti. No como tantas veces lo he soñado, pero debo conformarme. La verdad es que no era consciente de que era una despedida, aunque ahora desde la distancia sí que pienso que lo fue. Y más recordando tu mirada.

Aunque lo único que sé con seguridad es que ningún aludido llegará a leer esto, me queda este medio para desahogarme. Con mis alegrías y mis lamentos, sin cargar a nadie ni a nadie, aunque así cargue a alguien...

Qué injusta es la vida...

lunes, 13 de julio de 2009

Hay cosas que nunca querríamos presenciar pero que, por desgracia, tarde o temprano debemos asumir. Para mí resulta violento saber determinadas cosas, ya no sólo porque me incumban a mí, sino porque simplemente pueden llegar a hacer daño a quienes tengo más cerca. Y aún más si todo eso no resulta ser verdad...




Yo tampoco sería quién para opinar de un tema tan delicado, pero como otros menos indicados lo han hecho, no veo por qué yo no.



La verdad es que veo injusto que, hasta hace poco, una persona que ha hecho daño a propios y a extraños con comportamientos huraños o con palabras hirientes fuera tratada como si nada pasase o como si fuera algo normal. Y sin embargo, alguien que comete un error [inoportuno, pero error] se vea excluído y exiliado de su ambiente... aunque ese ambiente se haya ido rompiendo poco a poco. Quién sabe si el declive vino justamente a raíz de ese momento. No solamente me duele porque desde fuera se vea injusto, sino porque se han visto afectadas dos personas muy importantes en mi vida, las cuales me han ayudado a más no poder y en las que más confío en este momento. Ambos lo eran todo y más entre sí y, aunque lo más probable es que no tenga nada que ver, desde mi llegada ha ido cambiando poco a poco ese vínculo, e inevitablemente algo de responsabilidad queda aquí.



A veces he llegado a pensar que ojala no hubiera aparecido tan de cerca en vuestras vidas para que nada de esto hubiese ocurrido... Pero es algo que ya no tiene solución.



En este momento, no me importan lo más mínimo ciertas personas que ya han demostrado ser como realmente son. Sólo me importa que hay una persona que sin necesidad está envuelta en un sufrimiento y dejándose llevar por la ira, y otra que está cegada y desconfiada con motivos más o menos evidentes...



No voy a juzgar si está mejor ahora o no, porque la cuestión no es esa. No dudo que si todo hubiera seguido como en los viejos tiempos, y si esos viejos tiempos hubieran dado en un futuro cercano sus frutos, yo me hubiera alegrado infinitamente más de como me estoy alegrando ahora de cómo van las cosas. Porque sólo sé que en este tiempo alguien está peor.



Y aunque en verdad esté viéndolo todo desde fuera, haría lo necesario para que fuese todo como antes, como aquellos días que compartíamos risas o peliagudas confidencias, que nos psicoanalizábamos unos a otros, que hacíamos quedadas interminables en la playa, alrededor de un billar, de un brindis o de un séptimo de caballería... y tantos otros más en los que fuimos felices y que ocuparían más de los 5000 caracteres.



En fin, sé que escribiendo todo esto aquí no arreglaría las cosas... es más, puede que las empeorara aún más [a las experiencias me remito]. Pero sé que por lo menos mi opinión al respecto ya está dicha, y que espero que sirva de ánimo y aliento.



Para bien o para mal, aquí estaré cuando haga falta...
 

Aniversarios...

domingo, 5 de julio de 2009

Antes de salir se ducha, se pinta la raya del ojo, se da rimmel y se dibuja una sonrisa perfecta con la que encarar el encuentro. Cuida los detalles, la ropa que lleva combina e incluso realza su figura, los rizos de su melena están definidos y el tinte aclarando un par de tonos, impecable. La voz suave, dulce, solícita. Los movimientos, estudiados, cada palabra, la apropiada, la que él espera oír -algunos momentos-, la que le sorprenda y le arranque una carcajada -otros-.




Cuando llega a casa, cansada, cambia los tacones por calcetines gruesos, se desmaquilla y se sienta en el sofá. Repasa las horas pasadas, las palabras nunca dichas que se guardó, los silencios que rellenó con lo que no quería decir.



Disfraz, todo es disfraz. Tener la palabra precisa en los labios, la sonrisa que espera ver. Vestirse para que quiera desnudarla, decir únicamente lo justo, que él quiera oír más. Jugar a esconderse tras siete velos que él irá levantando poco a poco. Porque sin misterio, ella pierde la partida, porque para ganarla hay que jugar, y entrando en el juego, lo importante no es únicamente qué tal sea la mano que te ha tocado.



Disfraz, todo es disfraz. Faroles. Todo es ocultar quien es hasta ser quien él quiere tener cerca.



Todo es olvidar quien es hasta ser alguien que él quiera recordar.



Disfraz, todo es disfraz.




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Se cumplen hoy varios aniversarios... distintos entre sí y lejanos en el tiempo.

María, nunca te olvidaremos.

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