Como tú

domingo, 29 de julio de 2012

Escalones que subir, metas por alzancar y un sueño para revivir. Tiempo para cumplir todo eso, junto al resto de vida que nos quede. Porque, pese a todas las dificultades que se presenten, aquí estoy. Porque quiero, puedo y sé.

Aquí estaremos. En el peligro y en la quietud, en la soledad de la muchedumbre. En la vida y en la muerte... porque no moriremos solos.

Estoy convencida de que este tiempo, tan cerca y a la vez tan lejos de un lugar parecido a un hogar, solamente servirá para sentirnos más seguros el uno del otro. Una prueba que demuestra unos lazos inquebrantables. Todo un reencuentro de película, si es que nuestra vida no lo ha sido ya.

Porque te esperaré. Y sabré que nuestro amor es eterno, e infinitamente hermoso.

Como tú.

Los pesares de una triste sonrisa

viernes, 27 de julio de 2012

Tantos motivos son los que me hacen sonreír... y, en cambio, sólo uno es el que me hace completamente feliz. Y es ahí cuando el tiempo emprende un veloz viaje, sin retorno. Los días pasan incontrolables, a la misma velocidad con la que encadeno una sonrisa tras otra. Y aunque también los miedos estén presentes, no logran estancarse. Me basta coger tu mano para ahuyentarlos, para que vuelvan por el camino que nunca debieron trazar. Me basta una mirada. Sí, esas miradas que lo dicen todo, que no callan nada. Sincera, pura y que demuestre todo lo que siento. Me basta un amanecer, porque es lo que compartiremos si vuelvo a tener la suerte de dormir a tu lado. Y junto a ese continuo anhelo... también sueño. Sueño con el día en el que podré encauzar mi vida sin dar mayor explicación. Sueño con un sueño, pequeño, dulce e inocente, que si bien aún no le pongo rostro, trato de darle imagen con cualquier bella fotografía nuestra.

Y, sin embargo, habrás de perdonarme por no salir lo suficiente de este pozo sin fondo, de este agujero de negatividad. Por ahogarme más de la cuenta en ellos, por no saber valorar a veces lo mucho que me das y todo lo que intentas transmitirme, que es incalculable. En ocasiones pienso que ojalá estuviera a la alturas de las circunstancias, que debería saber apreciar todo lo positivo dentro de la pesadumbre. Que ojalá no me vieras de este modo...

Grito, con rabia, con la ansiedad de saber que no volveré a verte un tiempo. Y me derrumbo, volviendo a llorar y a la misma cadena de pensamientos de siempre. Me prometo cambiar, por ti, por mí, sólo por nosotros. Pero es dura la situación. Ya no sólo el no tenerte conmigo, sino tener las alas rotas. Aquí no tengo espacio para volar, algo que desanimaría hasta al más viajero.

Pero quiero ser fuerte y pensar en un tiempo que está ahí, relativamente presente, y en forma de mes. Porque todo esto pasará algún día y, al igual que vendrá de nuevo, volverá a irse para nunca regresar.

Confesiones de una noche de verano

sábado, 21 de julio de 2012

Ojalá pudieras estar aquí, hasta esta cama se me queda enorme sin ti. Echo en falta tu pelo al despeinártelo, tu voz infantil, tus suaves manos agarrando mi cintura, esa tierna sonrisa de anuncio... Por no decir tu presencia completa, tu calor.

Echo de menos un abrazo bajo las sábanas, que me hagas cosquillas e, incluso, que te quedes dormido sin querer. Y es que tengo ganas de abrazarte, de tocarte, de acariciarte. De robarte cada uno de tus besos. De amarte hasta perder el control, de compartir miradas que lo digan todo y amaneceres que no callen nada. De coger tu mano para caer rendida en tu sueño y poder sentirme completa, a salvo. Y no despertar de éste nuestro sueño. 

Porque por todos esos momentos sé que te elegí a ti y que nunca me arrepentiría de volver a hacerlo. Y todas estas palabras no son palabras vacías que sse acabarán perdiendo en tu olvido, sino una verdad indudable que se quedará conmigo... hasta mi final.

Recuerdos

miércoles, 4 de julio de 2012

Algún día recordaremos todo esto. Seremos capaces de reirnos de las boberías que ayer nos hicieron llorar. Haremos un castillo con todas las piedras que encontramos a lo largo de este camino, y enterraremos cada recuerdo en el más profundo de los baúles. Vestiremos una pared con todos los momentos que nos han hecho sentir vivos. Seremos luna, playa, atardecer o sonrisa al detenernos en cada imagen. Y, por supuesto, volveremos a vivirlos.

Olvidaremos ese enfado, ese mal gesto, y pensaremos en lo fácil que resultó volver a sonreír. Juntos. Me convertiré en aquel primer beso y seré quien te dé el último. Como un abrazo que te envuelva y que se haga eterno. Nos quedaremos con cada broma y con cada secreto a media voz. Volveremos a bailar la canción que la vida nos compuso, sintiendo, como siempre, la inquietud de un niño a la hora de soñar.

Escribiremos esas mismas palabras por un sentimiento tan inmenso que ya ni siquiera las necesita. Volveremos a ser dos, tres, o los que queramos ser, cómplices de una ilusión envuelta en recuerdos. Seremos el mar que nos vio nacer o la tierra que nos ayudó a crecer, y, aún así, nada superaría un segundo más a tu lado. Como ayer, como hoy, como este preciso momento. Único.

Porque algún día... recordaremos todo esto.

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