Ángel III

lunes, 31 de enero de 2011

Una amistad que resiste la prueba del tiempo y que ve marchitarse muchas cosas a su alrededor, es un gran tesoro. Casi, el más valioso que se puede tener.

Ha pasado un año más, un año más es el que se queda atrás… pero llega uno nuevo, que espera pacientemente a ser llenado de sonrisas, abrazos y momentos especiales.

Sólo me queda agradecerte que me hayas dejado acompañarte, a lo largo de la vida, año a año, minuto a minuto, porque, después de todo y antes de nada, estoy segura de que ha valido la pena.



Recuerda que nunca volverás a ser tan joven... pero ten cuidado, porque nunca has sido tan viejo :)






Y... gracias, por todo.

The heart asks pleasure first

martes, 25 de enero de 2011

No intentar algo por miedo a equivocarse es como suicidarse por miedo a morir.

Dicen que a veces las cosas imposibles pueden suceder, pero supongo que todo depende de la propia persona, de la valentía o el miedo que ella misma pueda tener. Aún así, ilusiona el pensarlo. Soñar sigue siendo tan fácil... 

Y parece que es lo más recurrente que me queda por hacer en un día como hoy. Un día que lo he empezado echando la vista atrás, rememorando grandes recuerdos que hoy por hoy han pasado con la velocidad de un suspiro. Algunos siguen clavados a fuego, y otros siempre tendrán un lugar en la memoria. 

Pero este día acaba así, echando la vista adelante... no consigo sacar nada en claro, porque no veo nada que con mis manos pueda controlar. Algo que, en ocasiones, me asusta. Y es que ni la paciencia es mi virtud ni la incertidumbre ha conseguido hacer nunca buenas migas conmigo... 

Sigo pensando en mis miedos, que aparecen sin motivo aparente, y casi siempre infundados. Es posible que el miedo sea una sensación provocada por mí misma, que aparezca frente a la inseguridad que me causa una situación adversa... aunque, en el fondo, se trate de una situación totalmente normal. 

Ni siquiera la palabra exacta sería miedo, pero qué más da.

Si lograra alcanzar a creer y saber que lo que quiero lo puedo conseguir, todo sería más sencillo. Podría no resultar tan monótona, incluso podría aparentar eso que llaman estar seguro de sí mismo.

Dudas y más dudas, y, para acabar, seguimos dudando. 

Y enero se nos va, ¿es una buena noticia? Ojalá dejara de pensar durante todo un día para así no dejar de soñar, quizás entonces le encontrara sentido al devenir del tiempo. Necesito un todo, una nada con la que escapar de esas noches acompañadas de tormenta… Una tormenta que, paradójica, se detiene fácilmente, con algo tan simple como dos leves y sentidas palabras. 

Porque mi nada es todo y que tu nunca es siempre. Soy lo que seré, la cara y la cruz de un mundo que sólo entiendes tú. Un mundo extraño e ilógico del que nunca nadie ha querido saber nada. Hasta ahora. Por consecuencia… es ahora cuando tengo miedo a quién se atreva a entrar en él.
Y ahora que ya sabes demasiado, y que puede ser peor... no te vayas de mi lado.


Siempre es el tiempo

martes, 18 de enero de 2011

¿Por qué ese miedo a cumplir un sueño? Si es un sueño, es porque realmente deseas que aquello que sueñas se haga realidad.

Aunque, a veces, no se trata simplemente de un sueño. Es un cúmulo de sensaciones que va mucho más allá. Es sentir que es la persona perfecta y el momento propicio. Es dar sin miedo a recibir. Es aprender lo que nunca me enseñaron. Es saber arriesgar por una vez en mi vida sin perder tras ello. Pero, a la vez, es sentir que me falta algo... y es el tiempo. Tiempo que me ayude a asimilar aquello que aún todavía se me hace inverosímil. Tiempo para encontrarme, música con la que estallar mis pensamientos y una luna que poder mirar cada noche. Y ausentarme, pensar.

Porque, de momento, no puedo hacer otra cosa que ser la misma de siempre, estando aquí sin que lo pidas, buscándote cada vez que piense en ti. Aunque también me preocupa comportarme de esa forma, quizá por miedo de que no acabe por ser bueno para nadie, o de llegar a herirte. Pero, cuando llegue el momento, acabaré asumiendo todo lo que ahora mismo me cuesta horrores. Sigo siendo incapaz de dar otra cosa de mí, de demostrar algo que está ahí pero que no deja dar paso a la luz. 

No sé de qué dependerá, ni siquiera si los planetas volverán a alinearse tras esas noches de diciembre. Por suerte, no quedan aún tan lejos. Por lo demás, ojalá no sea tarde.

Próxima parada

sábado, 15 de enero de 2011

Cada vez se me hace más cuesta arriba vivir entre cuatro paredes, cuyas dimensiones apenas sobrepasarán los 15 metros cuadrados... Será porque mi ilusión a veces es tan grande que todo lo demás se le acaba quedando pequeño. Asomándome a la ventana consigo descubrir que hay algo más, que existen oportunidades que aprovechar. Todas están ahí fuera. 

Y me voy. Aunque todo se va al traste al anochecer, cuando vuelvo a mi realidad, a estas cuatro paredes. Es mi peor momento del día, y no sólo por volver a pasar frío esperando a un mismo autobús, en el que me volveré a sentar en el mismo asiento de siempre. 





Pero sé qué me espera al día siguiente... y sé que, pase lo que pase, en mi cielo volverá a amanecer.

Cómo olvidar

viernes, 14 de enero de 2011

Es una sensación compleja de explicar, pero... qué hacer si en su ausencia quiero tenerle pero cuando está no puedo dejar de hacer otra cosa que no sea estar afectivamente fría. Es algo que, sin llegar a agobiarme en exceso, no deja de sorprenderme. Hasta ahora consideraba que yo no era así, que necesitaba dar cariño al igual que recibirlo... no me gustaría pensar que en ese aspecto haya sido tan herida ya que por ello pueda costarme la vida pasar otra vez por ese amargo pero, en el fondo, dulce trago. O, simple y llanamente, que no tenga el menor valor de llevar la iniciativa por una vez en la vida.

Todo podría reducirse al temor de siempre, al de que puedan volver a herirme, al de volver a caer en un pozo sin fondo del que muy pocos han podido salvarme. Por eso existe un muro invisible pero a la vez infranqueable por mí misma, que indirectamente creé para no volver a caer. Pero no quiero que dure eternamente, porque sé que no soy así.

No sé quién será capaz de derribarlo, porque yo misma ya lo intenté sin éxito. Supongo que no todo depende de uno mismo.

Sé que no soy la reina de la paciencia, que mi mayor enemigo es el miedo y que mi peor defecto es la inseguridad. Porque a veces no sé si estaré a la altura, porque a veces ni siquiera consigo lo que me propongo. Y sí, también me preocupo más del mañana que del hoy, porque quién sabe si mañana te mereceré menos que hoy... 

Pero todo eso ahora mismo no importa, porque tampoco debería importar. El propio miedo me hace no tener prisa por nada en este momento. Me siento parada frente al mar viendo al mundo girar... aunque me sigue faltando el mar. 

Dicen que los años no pasan en balde, pero ahora mismo me siento como una cría de 15 años, una inexperta que no sabe qué le pasa ni qué es realmente lo que necesita. Es ahora cuando envidio -sanamente- a quienes han sacado siempre matrícula en las asignaturas de la vida, mientras yo me limitaba a mirarles a través de mi burbuja protectora, esa misma que por mucho que explote, nunca se cansarán de crearme. Porque soy consciente de lo desprotegida que estoy gracias a esa burbuja, aún a sabiendas de que suene paradójico.

No sé cuánto tiempo hará falta, ni siquiera si hace falta tiempo, porque supongo que él no será el único que se encargue de ponerlo todo en su lugar. Si miles de recuerdos pueden convivir entre cuatro paredes, aún queda sitio para una vida más.









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La infelicidad no puede habitar en un alma agradecida, por eso ahora mismo en mí no hay lugar para ella.

sábado, 8 de enero de 2011

Yo creo que nada sucede por casualidad, ¿sabes? Que en el fondo, las cosas tienen su plan secreto aunque nosotros no lo entendamos (…). Todo forma parte de algo que no podemos entender, pero que nos posee. 

La Sombra del Viento.



Escribir sobre lo ya escrito puede sonar inútil, pero en este momento es lo más reconfortante que podría hacer. 

Y es que me siento tan bien pero a la vez tan impotente... hasta ahora, querer a una persona había sido siempre motivo de sufrimiento. Un sentimiento destinado a morir tarde o temprano. Una lucha interna entre el deber y el querer, en la que siempre ganaba el deber. Y así años y años, levantándome caída tras caída, y cayendo en una piedra tras otra.

Hasta que 2011 trajo consigo sorpresas que sólo imaginaba en mis mejores sueños. Algo que interiormente quería que se hiciese realidad, sin preguntarme ni siquiera el por qué. No era necesario, porque se trataba solamente de eso. De un inverosímil sueño.

Pero a veces hay que tener cuidado con aquello que se desea. Porque es ahí cuando el miedo hace acto de presencia. Ahí es cuando tienes momentos en los que desearías echarlo todo por la borda o cuando quisieras afrontarlo sin dar explicaciones. Y justamente es ahí cuando tomas consciencia de que ese sueño se vuelve cada vez más real.

Aunque es algo que no puedo controlar. Tampoco controlar mis emociones, porque no puedo evitar recordar cada cosa que dices, ni releer cada palabra que escribes. Y es por eso que odio reprimirme cuan insensible corazón haría. No sé por qué me pasa, porque no es propio de mí… porque es justamente lo contrario de lo que me gustaría recibir.

Pero por otra parte… aún cuesta creer que una simple sensación tenida hace un par de meses, haya pasado a ser lo que es hoy. No quiero volver a estar mal… sin embargo, ahora mismo no importa. Quisiera no seguir viviendo en el pasado como hasta ahora, quisiera tener una razón por la que ser feliz, aunque sea a largo plazo.
Por orden de prioridades, sé perfectamente lo que debo hacer y en lo que debo centrarme. No puedo dejar pasar ni una sola oportunidad…





Pero en medio de todo este revuelo, sólo existe una razón por la que no tengo miedo. Y esa, eres tú.

Feliz día de Reyes

jueves, 6 de enero de 2011



Queridos Reyes Magos:


Puede que llegue un poco tarde, pero... aún así, cualquiera se merecería que su carta fuese leída. No sé si este año he sido buena o no, en la mayoría de ocasiones ni yo misma sé valorarme; pero si hay algo que quisiera pedir hoy, no sería para mí, sino para esos pocos que me rodean.

Debo confesar que hace años que no os escribo, será que pocas cosas me ilusionan ya. Aunque no me traigáis nada, me conformo con dejar patentes todos mis deseos.
Podría pedir peluches, ropa… pero prefiero unos brazos que me abriguen siempre. Porque ya no me sale pedir cosas materiales, que luego la mayoría ya ni las recuerdo. Quiero ver, por ejemplo, que la felicidad vuelve a entrar en mi casa… porque hace ya tiempo que se marchó.

Que no consiga perder la ilusión, porque me costó mucho volverla a encontrar. Y que el miedo no me vuelva a ganar esta partida. Pero no quiero que el mundo cambie… porque prefiero cambiar yo para así cambiar mi mundo.
Pido también que en este año haya menos corazones por sanar, que algunos aún sufren teniendo que fingir alegrías… Nunca he soportado esas injusticias.
Porque hay muchos problemas aún por solucionar, los cuales, por desgracia, no está en vuestra mano arreglarlos. Sólo el tiempo será el que pueda ayudar… no pierdo la ilusión en creerlo.

No os preocupéis si no tenéis tiempo para hacer cumplir mis peticiones, no os lo tendré en cuenta. Al fin y al cabo, 6 de enero solo es un día. Tenéis todo un 2011.

Y es que si hay algo que me habéis podido enseñar hasta ahora es que nada, absolutamente nada, es imposible.






Feliz día de reyes :)

Sonríe

miércoles, 5 de enero de 2011

Como cualquier madrugada más, me encontraba tumbada en la cama, mirando hacia un punto lejano, como si estuviese esperando que la luna me trajese un milagro. Aunque esa noche era distinta... esa noche me sorprendí sonriendo. Y es posible que un ángel fuera el culpable; es posible que ese ángel hubiera dibujado esa sonrisa en mi rostro.

Puede carecer de importancia, pero yo era feliz ese instante, en ese pequeño mundo. Y sólo sé que anoche dormí con una sonrisa, pero ya con eso no me hace falta preguntarme nada más.

Un año, una ilusión

lunes, 3 de enero de 2011

Hay dos palabras que últimamente están dándome mucho de qué hablar. Hay algo que no se puede definir con palabras, ni tan siquiera puedo darle una explicación lógica. Hay una sonrisa que no se me borra del rostro si estás por aquí cerca. Hay una ilusión que no sé muy bien en qué logrará convertirse. Y hay un suspiro que se me escapa cuando quiero ponerme a pensar.

Y es que hay tanto de lo que quiero hablar que no encuentro palabras para ello. Será el miedo a perder, que nunca me dejó ganar. O el miedo a ganar lo que hasta ahora siempre había perdido.

Sé poco

Hay dos palabras que últimamente están dándome mucho de qué hablar. Hay algo que no se puede definir con palabras, ni tan siquiera puedo darle una explicación lógica. Hay una sonrisa que no se me borra del rostro si estás por aquí cerca. Y hay un suspiro que se me escapa cuando quiero ponerme a pensar.

Y es que hay tanto de lo que quiero hablar que no encuentro palabras para ello. Será el miedo a perder, que nunca me dejó ganar. O el miedo a ganar lo que siempre había perdido. 

Es ese miedo el que oculta mis sentimientos, el que me hace actuar como si nada. Te quiero sin querer, pero sin poder ir más allá. Pero no pasa nada. Sigo feliz. Cuando no esperé volver a ilusionarme, aquí me veo inmersa en una. Pero, pese a todo, no quiero volver a caer en una espiral en la que entré hace un año, y de la que logré salir hace semanas...

Sólo pienso en que este año puede llegar a ser diferente. Y seguir siendo feliz.

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