Cómo olvidar

viernes, 14 de enero de 2011

Es una sensación compleja de explicar, pero... qué hacer si en su ausencia quiero tenerle pero cuando está no puedo dejar de hacer otra cosa que no sea estar afectivamente fría. Es algo que, sin llegar a agobiarme en exceso, no deja de sorprenderme. Hasta ahora consideraba que yo no era así, que necesitaba dar cariño al igual que recibirlo... no me gustaría pensar que en ese aspecto haya sido tan herida ya que por ello pueda costarme la vida pasar otra vez por ese amargo pero, en el fondo, dulce trago. O, simple y llanamente, que no tenga el menor valor de llevar la iniciativa por una vez en la vida.

Todo podría reducirse al temor de siempre, al de que puedan volver a herirme, al de volver a caer en un pozo sin fondo del que muy pocos han podido salvarme. Por eso existe un muro invisible pero a la vez infranqueable por mí misma, que indirectamente creé para no volver a caer. Pero no quiero que dure eternamente, porque sé que no soy así.

No sé quién será capaz de derribarlo, porque yo misma ya lo intenté sin éxito. Supongo que no todo depende de uno mismo.

Sé que no soy la reina de la paciencia, que mi mayor enemigo es el miedo y que mi peor defecto es la inseguridad. Porque a veces no sé si estaré a la altura, porque a veces ni siquiera consigo lo que me propongo. Y sí, también me preocupo más del mañana que del hoy, porque quién sabe si mañana te mereceré menos que hoy... 

Pero todo eso ahora mismo no importa, porque tampoco debería importar. El propio miedo me hace no tener prisa por nada en este momento. Me siento parada frente al mar viendo al mundo girar... aunque me sigue faltando el mar. 

Dicen que los años no pasan en balde, pero ahora mismo me siento como una cría de 15 años, una inexperta que no sabe qué le pasa ni qué es realmente lo que necesita. Es ahora cuando envidio -sanamente- a quienes han sacado siempre matrícula en las asignaturas de la vida, mientras yo me limitaba a mirarles a través de mi burbuja protectora, esa misma que por mucho que explote, nunca se cansarán de crearme. Porque soy consciente de lo desprotegida que estoy gracias a esa burbuja, aún a sabiendas de que suene paradójico.

No sé cuánto tiempo hará falta, ni siquiera si hace falta tiempo, porque supongo que él no será el único que se encargue de ponerlo todo en su lugar. Si miles de recuerdos pueden convivir entre cuatro paredes, aún queda sitio para una vida más.









________________________

La infelicidad no puede habitar en un alma agradecida, por eso ahora mismo en mí no hay lugar para ella.

No hay comentarios:

By WO Designs. Con la tecnología de Blogger.