Todo lo que se ve, lo que se intuye y lo que no

domingo, 7 de febrero de 2010

Aunque tú no lo sepas, no necesité conocerte para enamorarme de ti.


Aunque nadie lo crea, se puede amar una idea... una ilusión.

Aunque parezca absurdo, sostener una mano es, en ocasiones, más valioso que dar un beso.

Aunque ni yo misma lo entienda, mi corazón y mi vida dieron un vuelco la primera vez que escuché tu voz.

Me inventé para ti mil nombres que nunca fueron el tuyo. Te pinté de colores que jamás rozarán tu piel. Soñé despierta, soñé dormida... y, con los ojos cerrados aprendí a ver tu rostro. Nunca fuiste tú y, sin embargo, supe quién eras nada más verte.

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