Como cualquier madrugada más, me encontraba tumbada en la cama, mirando hacia un punto lejano, como si estuviese esperando que la luna me trajese un milagro. Aunque esa noche era distinta... esa noche me sorprendí sonriendo. Y es posible que un ángel fuera el culpable; es posible que ese ángel hubiera dibujado esa sonrisa en mi rostro.
Puede carecer de importancia, pero yo era feliz ese instante, en ese pequeño mundo. Y sólo sé que anoche dormí con una sonrisa, pero ya con eso no me hace falta preguntarme nada más.
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