Son detalles. Irrelevantes en apariencia, insignificantes para los ojos de cualquiera. Pequeños, pero cargados de esencia. Son todos aquellos gestos, como ese estremecimiento tal característico en mí, los que más echo de menos cuando no estás. Es curioso, pienso. Y todo ello retumba en mi cabeza, recordando a un eco que no para de reverberar.
Y son esos fragmentos, esos detalles, los que más apenan, los que más fuerza tienen para arrastrar las lágrimas cuando no estás. Los que más gritan que vuelvas a mi lado, que no te vayas más, que no me vaya yo.
Son detalles.
Me haces reír con dos palabras. Me quedo embobada cuando sonríes, pero es secreto, y lo disimulo de escándalo. Me gusta cuando me asustas, porque me siento como una niña, esa que siempre espera un abrazo después. Ese pelo rebelde que se te queda cuando te despeinas, también me gusta. Cocinas bien, y envidio que siempre tengas hambre. Es una suerte, así nunca nos sobrará comida. Me calmas con una mirada. Me encanta colarme en tu cabeza y que tú te cueles en la mía. Entiendes mis cosas raras. Sabes que a veces me gusta llevarte un poco la contraria. Aunque también me pico, pero en el fondo soy buena y te dejo ganar cuando quieras en el ISS Pro. Admiro tu capacidad de afrontar la vida, tu paciencia y la serenidad que intento adquirir. Y, a veces, cuando te miro, me sigo sorprendiendo de qué han podido ver esos inquietantes ojos a través de los míos.
Son detalles. Y todos ellos, perfectos en su imperfección, son nuestros.
Estos meses, teniéndote cerca y a la vez tan lejos, con cada pequeña cosa cotidiana, uno de esos detalles venía a mí en forma de recuerdo, y me hacía extrañar tu presencia mientras el profundo y oculto sentimiento gritaba que vinieras a mi lado.
Sé que todo esto son detalles. Y también sé que me repito, que aunque escriba millones de textos, nunca expresaré todo en su totalidad. Que anteriormente no me había encontrado en tal punto en mi vida, imaginando un futuro cierto con una persona a mi lado. Que nunca había querido tanto a una persona…
Y sí, hemos estado lejos, y todos esos detalles son los que peor sobrellevo… pero, ¿sabes qué? También son los que lo hacen todo mucho más bonito. Más llevadero, aunque suene paradójico.
Sólo me queda esperar una cosa. Tener toda una vida para aprender de memoria todos y cada uno de tus detalles. Y recordarlos, juntos.
2 comentarios:
En este texto eras más tú que en cualquier otro. Porque te sinceras, cuentas lo mal que estás pero también hablas de todo lo bueno que tiene la vida.
Y porque me hace sentir como cuando veo esa Playa en forma de imágenes... es una nostalgia con dulce sabor de boca.
Es el pensar en las cosas cotidianas a las que a veces no le damos tanta importancia, pero que han impregnado cada fotografía de un matiz, de una sonrisa, que no se acaba por ir y que quiero que permanezca ahí hasta el final, si acaso existe tal cosa.
Es un texto precioso, me gusta, como todos los escribes realmente.
Siento escribirte esto otro pero no sabía cómo hacerlo de otra forma :\
Verás, participo en todos (o todos los que yo conozco...) vuestros blogs de Debi, Ángel y tú, algunos en conjunto. No sé por qué hay algunos en los que no logro escribir comentarios (me dice algo de que no tengo permiso con mi cuenta). Y ya me desespero, porque me gustaría alguna vez demostrar que estoy siempre ahí al otro lado del monitor >_<
Besitos~~
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