Recien llegada

domingo, 14 de noviembre de 2010

Tranquila, pero si no me pasa nada - decía escondiendo sus lagrimosos ojos detrás de unas oscuras gafas de sol.


Pensativa y paranoica inicia un ausente viaje, que acabaría demorándose en el tiempo. Insignificantes e intempestivas lágrimas furtivas lo bañan. Y aunque no era molestia, lo que sí sentía era cierta tristeza. Decía pensar no, pero la intentaron influir con un . Un , una idea cuyas palabras la dolieron, aunque sirviera de bien poco sentirse así. Pero no podía hacer nada para remediarlo, salvo seguir callada... o gritar lo que sentía. Y fue ahí cuando una frustración más comenzaba a pisar a la anterior.

Pero no importaba su sentir, ella siempre acaba echándose la culpa, poniendo todo del revés. Así que todo volverá a un aquí no ha pasado nada. Porque, en el fondo, era así.


Total, había llegado a su destino. Allí estaba sentada de nuevo, siempre en estado de espera. Y se tragó las lágrimas lo mejor que pudo. Tenía que hacerlo.



Porque de qué sirve esperar, siempre es mejor decir un adiós.




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