Presa de quién quiere ir más allá y sólo encuentra sus propias rejas.
Presos por quién sabe qué castigo, en una cruel cárcel de silencios sin sentido...
Tras ellas, una soleada tierra alhambrada, casi propia. Más allá, su añorado origen. Y sobre ellas, el presente.
Pero cuando las rejas no logran distinguirse de la oscuridad de la noche, en el cielo sólo destaca el brillo de una estrella... Una estrella que cada noche la observa, aunque no sabe quién es observada por quién.
En el fondo, se siente desprotegida al llegar el día, cuando desaparece esa estrella...
...Y amanece.
Como si fuese el fin de un abrazo eterno.
Pero tranquila, que esta noche volverá a brillar con más fuerza...
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