Inactivo

lunes, 15 de noviembre de 2010

Estar ausente del mundo es la mejor manera de darse cuenta de lo que ocurre a tu alrededor. Ves lo evidente y aquello que no se ve. Ves pasar el tiempo, olvidándote de su devenir. Actúas de mero espectador, riendo cuando ríen y callando cuando hablan.

Y aunque sé que eso no es sano, hay días que no puedes disimular más y tu comportamiento se vuelve así de extraño. Pero es como si el tiempo se hubiese detenido ante mí, rodeado de miedos. Miedo de fracasar otra vez, de ver mi sombra frente a la brillantez de otros... Y aunque concretamente no hay un motivo aparente para estar así, indirectamente hay muchísimos. Por eso mismo qué más da, no quiero cansar a nadie. 

Unos dicen que hoy mis ojos denotan tristeza, otros... simplemente no dicen nada. Supongo que así ya lo dicen todo.



Mírame, ¿qué ves? 


Hay un muro que se resquebraja por momentos, y son esos mismos momentos los que también le hacen mantenerse todavía en pie.


Pero mírame... no pasa nada.

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