Hermetismo

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Cada vez menos. Eso es lo que queda para unas fechas agridulces para unos y entrañables para otros. Y pese a que ella nunca había tenido dudas, en este momento no sabría decantarse por una opinión u otra. Porque muchas son las situaciones que determinan esta indecisión, muchas son las sombras que nublan su pensamiento.
Y aunque de ella no dependa el poder cambiar nada, apenas se siente con fuerzas para cambiar el rumbo. Ni siquiera el suyo. 

Pero no por ello desiste. No por ello deja de ver el sol cada mañana. Y no por ello deja de sonreír, aunque en el fondo nunca haya dejado de estar rota. Es frustrante que sea así, pero aún más es reconocerlo. Puede también que todo cicatrizara en su día, pero que al mínimo roce, todo consiga revivir con la misma fuerza. 

Sensibilidad dirán unos, debilidad dirán otros. Ahora mismo poco importa ya aquello que puedan decir… 
Porque por mucho que digan, parece que nadie conoce realmente lo que siente. Ni los que se suponen ser más allegados. Persona hermética con sus convincentes ideales y con sus fuertes sentimientos… no por elección, sino por obligación. En verdad, ni ella misma les daba importancia, así que, ¿cómo entonces pretendía que alguien se la diera? 

Pero con el paso del tiempo, siente que nada ha cambiado… que ella sigue igual de hermética que en antaño y que la gente aún no sabe qué se le puede estar pasando por la cabeza. ¿Es que acaso nadie es capaz de apartar esa máscara? Es pronto y a la vez muy tarde para poder afirmarlo, pero los años no pasan en balde. 


Siempre en estado de espera… necesitando un cambio. Quiere mucho, pero a la vez no pide nada. La vida es demasiado abrumadora como para no aprovecharla.


Cuántos años desperdiciados en una espiral de vacío, de hechos sin sentido. De recuerdos, de mentiras, de halagos, de decepciones… de sinsabores.





Bloqueo emocional. Vacío hermético. Cansancio existencial. 

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