Ese grandioso y liberador final

viernes, 3 de diciembre de 2010

Se supone que me iba a dormir hace un buen rato... pero, como cada noche, decidí ponerme a hacer miles de cosas antes de marcharme a descansar. Y me estoy dando cuenta de que, rápidamente, se han pasado las horas muertas.

Por desgracia, ahora me siento con mal sabor de boca. Entre esas miles de cosas por hacer, me decanté por ponerme a leer. Y no me gusta comprobar hasta qué punto me afectan palabras del pasado, probablemente ahora mismo más que olvidadas. Lo gracioso es que parezco masoquista... quizás por leer cosas que no tendría por qué leer o, simplemente, por leer cosas que ni me van ni me vienen.

Pero... es la consecuencia de dejar constancia y huella de tu pensamiento, que en mayor o menor medida, en cualquier momento podrá volver a quedar presente.

Y es por eso que me asusta el devenir del tiempo. ¿La gente puede pensar un día blanco y con el paso del tiempo pensar completamente negro? Los pensamientos, opiniones e incluso las relaciones son muy cambiantes, sí, es algo comprensible. Pero creo que hasta cierto punto, y por eso me cuesta entender ciertas actitudes, posiblemente porque sea una persona demasiado constante en lo que creo y hago. Aunque qué sé yo, si hasta ahora me he limitado a ser fiel a mis ideales, a ser firme en mis decisiones desde que tengo uso de razón. Así que, al fin y al cabo, no soy yo la más indicada para opinar.

Y me da igual qué piensen, prefiero ser así. Prefiero partirme la cabeza eligiendo una decisión u otra antes que precipitarme a partir cualquier otra cosa, ajena o no a mi. Como decía, prefiero ser así de constante. Y, lo más importante, prefiero ser fiel a mi misma.


No pasa nada. Sé que son cosas que en el fondo ya no tienen importancia. Pero, y perdón por pensar de esta manera, una injusticia seguirá siendo una injusticia sea hoy o lo fuera hace años. Y para mí lo fue.



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Liberada me siento al escribir éso, aunque después de (¿tanto?) tiempo nadie lo entenderá o le tomará importancia, y más a día de hoy.

Y liberada estoy también en muchísimos más sentidos. Como decía anteriormente, para tomar una decisión me tomo el tiempo que vea conveniente... y más si se trata de algo así de importante. Por ello, y aunque me ha costado bastante dar el paso, decidí alejarme completamente de una situación que hasta la fecha sólo me había dañado interiormente. Supongo que lo peor vino cuando empecé a dejar de ser yo misma para convertirme en un ser inerte, perdido en un mar de falsedades en el que él me sumergía continuamente. Y las veces que no conseguía ahogarme, al menos divagaba ausente entre los ánimos que tú me dabas.

Por suerte, conseguí abrir los ojos para ser consciente de que no podía abandonarme de esa manera... para ser consciente de que una persona no puede depender tanto de otra, y más si ésta sólo la trata como un simple trapo viejo que puede usar a su antojo.

Y, pese a todo, aún me costaba sacarlo de mi vida... Será mi carácter, pero en cualquier situación siempre cuento con la esperanza de que sea yo la equivocada. Que un día despierte esperando ver que todo había sido una pesadilla, y que realmente ésa era la persona que yo conocí un día. Y no lo que ahora mismo veo...

Pero siempre me gusta sacar algo positivo de todo lo que me ocurra, tanto bueno como menos bueno. Así que supongo que, como de los palos que da la vida siempre se aprende, éste me sirva para mejorar como persona. Al menos, algo que tengo claro es que esta decepción me ha hecho más fuerte, porque supone la segunda que se me viene encima en muy poco espacio de tiempo. Pero también es cierto que mentiría si dijera que volvería a confiar en alguien como lo he hecho hasta ahora... Me siento bien, con ganas de seguir adelante como siempre. Sin embargo, a la vez me siento muy distante con la mayoría de los que me rodean. En parte puede resultar lógico... pero me incomoda en el sentido de que yo realmente no soy así. Necesito sentir calor, cariño, apoyo... sentir compañía. Probablemente, la que en la mayor parte de mi vida no tuve y en el fondo necesité. Pero qué importa ya... supe también lo que era estar rodeada de gente, y a cuál mayor traidor cada uno. Por eso, ahora no necesito más que personas insustituibles, que me han demostrado todo y más, que podría contar con los dedos de una mano (y me sobrarían dedos) y a las que quiero con todas mis fuerzas, pese a no demostrarlo todo lo que me gustaría.

Así que, en definitiva, prefiero estar tal como estoy actualmente. Aunque a veces no obtengo lo que pido, tengo todo lo que buscaba. Necesitaba un cambio, y la vida me lo concedió. Necesitaba encontrarme, y lo hice en medio de una gran ciudad. Necesitaba un apoyo, y el cielo me trajo dos. Necesitaba ilusionarme, y el día cada vez me regala una sorpresa nueva por vivir en la ciudad alhambrada.



Por todo ésto, por mucho más, vale la pena afrontar con decisión el último mes que queda del año. Un año completo, un año de cambios, cuyo inventario se avecina cada vez más y más complejo..

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