A mis pies mi ciudad...

viernes, 15 de octubre de 2010

Sensaciones extrañas desbordan una simple habitación, en la que cada vez me siento más pequeña.

Necesidades sin sentido, recuerdos vacíos y risas contenidas. Al igual que las ganas de volar, aunque no sé de quién agarrarme para ello.

No quiero nada, no sé qué espero. Ilusa esperanza que se me presenta sin llamar. Es posible que todo pase porque sí, que todo esté escrito o que todo cambie sin más. La respuesta... no preguntarse el por qué. Ni el por qué de que solamente escriba tonterías, ni el por qué de no saber aprovechar el momento, puro, simple. Ese momento, sin buscarle relevancia alguna. Porque todo pasa sin más, todo lo que llega se va. 

Y no hay que darle más vueltas, no vale la pena vivir anhelando algo que por mucho que puedas esforzarte, no llegaría. No siempre querer es poder. Y si pudiera, querría… Ya ves que lo mejor sigue siendo el no preguntarse el por qué.


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