Porque las fechas simplemente son fechas, y solamente son las personas las que se encargan de convertir esas fechas en especiales e inolvidables. Eso me han enseñado las últimas fechas que yo creía especiales en estos últimos años. De qué sirve que sea San Valentín, tu cumpleaños o el día de Reyes si no tienes con quién compartirlos o si no los compartes con quien realmente deseas...
Cada fecha es una persona, un recuerdo, un símbolo o, simplemente, un número muy concreto. Y ahí están, no importa que sea 32 de octubre o 31 de febrero, lo importante es la huella que esas personas puedan dejar.
Hoy arranqué una página más del calendario para adentrarme en julio, dispuesta a aferrarme con fuerza a todo aquello en lo que creo. Es momento de reinventarse, de aparcar el pasado a un lado y de ser la dueña de mis pensamientos. De crecer en seguridad tanto o más que en sabiduría, y valorar todo aquello que está por venir, incluso lo que se escape de la razón. De aprender a quererse a uno mismo... porque, si no lo haces, ¿quién más querrá hacerlo?
Llegó el momento de sentirme capaz de mirar hacia adelante con la misma esperanza con la que ya consigo mirar hacia atrás. Ya suena absurdo aludir al miedo, confesar que no quiero caer... porque ya comprobé fielmente quién se arriesgaría a levantarme.
Cada fecha es una persona, un recuerdo, un símbolo o, simplemente, un número muy concreto. Y ahí están, no importa que sea 32 de octubre o 31 de febrero, lo importante es la huella que esas personas puedan dejar.
Hoy arranqué una página más del calendario para adentrarme en julio, dispuesta a aferrarme con fuerza a todo aquello en lo que creo. Es momento de reinventarse, de aparcar el pasado a un lado y de ser la dueña de mis pensamientos. De crecer en seguridad tanto o más que en sabiduría, y valorar todo aquello que está por venir, incluso lo que se escape de la razón. De aprender a quererse a uno mismo... porque, si no lo haces, ¿quién más querrá hacerlo?
Llegó el momento de sentirme capaz de mirar hacia adelante con la misma esperanza con la que ya consigo mirar hacia atrás. Ya suena absurdo aludir al miedo, confesar que no quiero caer... porque ya comprobé fielmente quién se arriesgaría a levantarme.
Porque, después de todo y antes de nada, estoy segura de que todo lo que hemos vivido ha valido, vale y valdrá la pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario