Paradojas de la vida

lunes, 23 de enero de 2012

Porque hay sitios con historia, lugares con encanto y paisajes donde perderse. Y, superando todo eso, se encuentra Granada. Luces y sombras de una misma ciudad, instantes de recuerdos para no olvidar. Un testigo mudo de un sinfín de encuentros, donde cada día había algo nuevo que descubrir y cientos de palabras por escuchar. En todos ellos estuviste presente, junto a mí. Crecimos como persona y supimos ver más allá de cada palabra, de cada fotografía, de cada sonrisa. Incluso de nuevas compañías, aquellas personas que hoy perduran y cuya amistad se mantiene firme, compartiendo momentos únicos que sólo aquí podríamos revivir. Y allí, donde todo empezó, también creció algo en nuestro interior. Seguramente, sin remedio y sin darnos cuenta. Porque nunca podré olvidar mi primer invierno únicamente junto a ti. Cómo olvidar esas fechas tan significativas para nosotros, y que seguramente nadie más entienda. Porque podrán pasar los años, vivir nuevos momentos, pero todas ellas perdurarán siempre. Por ser tú, solo tú y nadie mejor que tú para poder compartirlas. Y es que, se equivocaron al decir que el hombre ya no iba a dar a luz a ninguna estrella. No te conocieron entonces.

Aunque según tú no seas nadie, a mí ya me demostraste todo lo que eres. Ni dos letras mal unidas a la inversa ni mucho menos CO2; eres mi O2 particular, el que me da aliento cuando me siento sin fuerzas. Porque eres tú quien va a cambiar el mundo que destrozarán las teorías de la humanidad. Con mi poca ayuda sobreviviste a algo a lo que yo me hubiese hundido, estoy segura. En todo este tiempo has demostrado una gran fortaleza interior, por no decir la fortaleza necesaria para aguntar a esta verdadera insoportable que se encuentra aquí escribiendo.


Siempre he sentido que estabas ahí, escuchándome, apoyándome, soltando cualquier tontería para arrancarme una sonrisa o dedicándome las palabras más bonitas que nunca antes haya escuchado. Y ahora que te has convertido en mi otra mitad, no quiero que te marches nunca. Porque, por muchos años que pasen y por muchos otros que lleguen, algunas cosas nunca cambiarán. 

En definitiva, como ya te he repetido hasta la saciedad, tú eres más que todo eso y menos de lo que no eres. Y aunque ha habido y seguirán habiendo asuntos que nos perturben, sé que no está en mi mano cambiarlos. Porque, si fuera así, te brinddaría todo aquello que pidieras. Por ello, lo que sí puedo ofrecerte son estas palabras sinceras llenas de cariño, una mano a la que agarrarte si alguna vez caes, o simplemente una compañía que siempre te estará esperando con infinitas ganas de conversar, reír o amar. Y nunca lo olvides, gruita cuando te estés ahogando, o simplemente cuando quieras desahogarte.


Gracias a tus alas me hiciste volver a vivir cosas que ya creía olvidadas, trayendo recuerdos que aún hoy me hacen sonreír. Quizás nada de esto hubiese ocurrido, quizás ahora mismo estaría lamentando una decepción tras otra. Por eso, debo agradecerte que me hayas descubierto, que me hayas salvado de todas esas sombras; incluso, de mí misma. Porque la perfección no existe solamente en el cielo, porque disfrutamos de cada amanecer junto a su atardecer, de cada gota de lluvia, de cada maravilla ante nuestros ojos.... quedémonos con ese instante, con ese recuerdo, sin preocuparnos del tiempo que nos queda.

Porque ahí es donde guardamos un trozo de nuestra vida, un pedazo de nosotros mismos. Ahí estaré yo cada vez que no puedas verme o cada vez que estés ausente. Sí, ahí estaré contigo, para siempre.

¿Lo adivinas?

1 comentario:

Abigail LT dijo...

precioso y preciosos sentimientos.

Que afortunada eres.

Y que Bonita es Granada.

Yo tengo un amor odio muy pasional con ella...

pero ella me entiende...

nos vamos entendiendo...

Muaksssssss

By WO Designs. Con la tecnología de Blogger.