Han pasado tantas cosas en este último mes que me da vértigo recordarlo.
He llegado a tocar la felicidad, y luego caerme de las alturas haciéndome pedazos.
Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Y es cierto, ellas destacan en mi cabeza por encima de cualquier otra cosa. No las puedo describir con palabras, ni tampoco sabe alguien el daño que algunas pueden hacer sin haberlas vivido antes.
Pero, ¿qué puedo hacer? Sí, echo de menos a alguien que me ha hecho daño. Sin quererlo, sigo salvándolo y buscando qué extraña conjura sumada a una sorprendente alineación de los planetas ha sido la culpable de mi desdicha xD.
Nunca me ha gustado cargar a la gente con mis problemas, pero hay momentos en los que todo me supera, en los que no sé qué hacer, qué pensar ni a quién acudir.
Y mientras, no sé quién es más culpable de los dos. Porque para mí, apenas ha cambiado nada. Sigo esperando horas para mantener una escasa conversación. Se me sigue acelerando el corazón cuando leo su nombre. Sigo sintiéndome pequeña a su lado. Sigo buscando su mirada, aunque cuando la encuentro, es la mía la que se esconde. Sigo queriéndole hablar de todo, pero a la hora de la verdad lo que queda es nada. Y sigo teniendo la mala suerte de antaño.
No he tenido nunca fama de rencorosa, pero… la verdad es que me sorprenden las vueltas que da la vida. Es extraño que me sigan haciendo daño y que se me olvide tan fácilmente. Pero es que se me olvida todo lo pasado al verte.
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