No sé por qué razón, pero hoy me encuentro con fuerzas para decirte adiós.
Puede que influya el que, inconscientemente o no, ya te hayas reído de mí bastante.
Aunque much@s, entre los que a veces me incluyo, te desean lo peor, yo solamente me conformo con que algún día me pudieras entender.
Y es que he comprendido que la incomprendida era yo, y el idiota eras tú.
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