28 de abril de 2011.
Medio año. 6 meses. 26 semanas. 183 días. 4383 horas. 262980 minutos. 15778800 segundos. Todo ese tiempo bastó para llegar a tal día como hoy.
Dicen que, al tomar una decisión, todo aquello que solíamos hacer puede quedar atrás. Pero cuando estás seguro de esa decisión, es cuando estás dispuesto a asumir ese riesgo y todas sus consecuencias.
Por eso, hoy regresé hasta aquí para no volver a partir. Porque cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con alguien, lo único que quieres es que tu vida empiece lo antes posible.
Hoy, quiero decirte que, aunque supe muy pronto que tú harías realidad tus sueños, jamás imaginé que yo, una vez más, haría realidad los míos.
Las estaciones cambian, y aunque puede que haya esperado hasta el invierno de mi vida para ver mi mundo claro, para ver las cosas que he visto pasar este año, no cabe duda de que habría esperado mucho más de no haber sido por ti.
No voy a decir que no puedo vivir sin ti. Porque vivir sin ti podría... pero no quiero.
Y pese a que no hemos inventado nada nuevo, y ni siquiera sé si habré aprendido a amar, me siento perdida... como en un sueño.
El amor debería ser un milagro en el que soñamos la felicidad del otro. Soy consciente de que es algo que puede que no me pertenezca, porque en el preciso instante en el que lo crea, sé que desaparecerá...
como en un sueño, porque el amor es un sueño en el que sueñan dos.
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