Seis meses después

martes, 26 de abril de 2011

28 de abril de 2011

Medio año. 6 meses. 26 semanas. 183 días. 4383 horas. 262980 minutos. 15778800 segundos. Todo ese tiempo bastó para llegar a tal día como hoy. 

Dicen que, al tomar una decisión, todo aquello que solíamos hacer puede quedar atrás. Pero cuando estás seguro de esa decisión, es cuando estás dispuesto a asumir ese riesgo y todas sus consecuencias. 
Por eso, hoy regresé hasta aquí para no volver a partir. Porque cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con alguien, lo único que quieres es que tu vida empiece lo antes posible.
Hoy, quiero decirte que, aunque supe muy pronto que tú harías realidad tus sueños, jamás imaginé que yo, una vez más, haría realidad los míos. 
Las estaciones cambian, y aunque puede que haya esperado hasta el invierno de mi vida para ver mi mundo claro, para ver las cosas que he visto pasar este año, no cabe duda de que habría esperado mucho más de no haber sido por ti.
No voy a decir que no puedo vivir sin ti. Porque vivir sin ti podría... pero no quiero. 
Y pese a que no hemos inventado nada nuevo, y ni siquiera sé si habré aprendido a amar, me siento perdida... como en un sueño
El amor debería ser un milagro en el que soñamos la felicidad del otro. Soy consciente de que es algo que puede que no me pertenezca, porque en el preciso instante en el que lo crea, sé que desaparecerá... 
como en un sueño, porque el amor es un sueño en el que sueñan dos

Palabras sin sentido

domingo, 17 de abril de 2011

Cuando veo a gente que tras conocerse de tres días y medio ya se intercambian te quieros con la facilidad de quien da un saludo, me pregunto si soy yo la que se ha convertido en una insensible.

Para mí el querer va mucho más allá de un simple 'te conozco', 'hablamos trivialmente', 'estoy a gusto' y 'me caes bien'. Y no lo digo por decir, ahora lo sé porque antes era yo la que se comportaba así. Y pocas veces he salido ganando, dicho sea de paso. Echo la vista atrás y, ¿qué me queda? Quien verdaderamente me ha sabido querer. Y no solamente de un 'te conozco', 'hablamos trivialmente', 'estoy a gusto' y 'me caes bien'; sino de un 'me conoces mejor que yo misma', 'hablamos de lo inimaginable' y 'me siento plena y siendo yo al estar contigo'.
Es por eso que al conocer gente ya no me entrego a la primera de cambio. Será que ese misterio de los sentimientos es algo que ya llevo bastante interiorizado. Por eso, nunca diré un te echo de menos por decir, o un te quiero por cumplir, ya estoy harta de escucharlos a la ligera. Porque son palabras que unidas significan tanto para mí, me hacen evocar tantas emociones, que ya no me siento capaz de dirigírselas hacia alguien que no sea verdaderamente importante, como puede ser mi situación actual. Porque varios años de experiencia me han hecho fortalecer, desconfiar y predecir aquello que me puedo esperar o no de alguien, al igual que me han hecho querer y amar a quien, a lo largo de los años, ha estado ahí en todo momento sin perjudicarme. 

Aunque, por encima de todo, si algo he aprendido en todo este tiempo, es que, pase lo que pase, tenemos que rodearnos de las personas que más queremos el máximo tiempo posible. Un día todo podrá cambiar, y hasta entonces quién sabe... pero, al menos, se mantendrá el recuerdo inalterable de haber sido feliz en aquel momento. Pensar eso es lo que me mantiene fuerte, lo que hace que no me arrepienta a cada instante de lo que pude haber hecho o de lo que pudo haber sido.

La última noche

martes, 12 de abril de 2011

Una extraña sensación se apoderó de ella en ese instante. Sólo la luna, que se empecinaba en alumbrar todo aquello que tenía a su alrededor, era testigo y una, cada vez más, fiel compañía.

La habitación estaba hecha un desastre, fruto de una cercana e inesperada mudanza. Odiaba el desorden, aunque últimamente se trataba de su propio orden. Eran las 03:16, su mente se mantenía tan despierta que ni toda la cafeína de dos tazas de café podrían competir con ella. Luchando consigo misma para intentar dormir, como cualquier persona en su sano juicio haría un martes de madrugada, sólo conseguía dar y dar vueltas. Pensaba en temas que iban y venían o en preocupaciones e inquietudes, todos ellos envueltos de ilusiones que hacían el desvelo más llevadero. 

En su cama también vivían recuerdos no muy lejanos, los cuales la abrazaban cada noche cuando caía rendida en ellos. Aunque hoy era distinto. Esta noche los sentía más reales que de costumbre, quién sabe si por ser la última. 

Era curioso pensar que esa sería la última vez que viviera en esa pequeña y a la vez gran casa. Tan fría y solitaria casi siempre, pero tan cálida y confortable en tantas ocasiones. Ya no volvería a entrar en ella, pendiente de un teléfono que sonó o a la espera tras un ordenador en el cual buscaba refugio. Se acabarían las inevitables despedidas, las intempestivas lágrimas y los sentimientos de vacío. Y, pese a todo, pese a que seguía sintiendo ese lugar tan suyo como el que más, hacía ya un tiempo del momento en el que se percató de que su sitio estaba ahora en otra parte. No lo iba a tener fácil, pero debía poner fin a una etapa más en su vida... para iniciar, si Dios quiere, una etapa aún mejor. En su cabeza se avecinaba una etapa de estabilidad y plenitud que no recuerda haber tenido desde hace mucho... aunque teme que desaparezca como tantas otras veces recordó,como si de la luna que apenas ya atisbaba para ver se tratase. 

Sabía que iba a dejar atrás dos intensos años, en los que había vivido tanto los mejores como los peores momentos de su vida. Cuántas veces creyó tener todo aquello que quería y, un buen día, de la nada todo se esfumaba...

Se sorprendió haciendo balance del tiempo. Con saldo positivo, aunque con demasiadas pérdidas. Sería mejor concluir con que el tiempo se le había pasado demasiado deprisa.

La balanza se inclinaba inevitablemente. Era más fuerte el sentimiento de una esperanzadora felicidad futura que todo el pasado que allí dentro se iba a quedar... callado para siempre.

03:37. Rendida, cayó en los brazos de los recuerdos... y de Morfeo. Palabras de un bonito y prometedor sueño se adueñaban de su subconsciente... Si ésto es el futuro, nunca me apartes de tu lado.

Funambulista

viernes, 1 de abril de 2011

Fuimos sólo luz, sin argumentos. Locos pareciendo cuerdos. Me convertí en esas cosas que no quería decirte, rodeadas de palabras que no lograban salir. 

Pero aún quedan asuntos pendientes, siendo pedazos de ansiedad que a veces muerden. Tal vez no quedará más remedio que arder, convirtiendo en humo nuestra fe. Aunque, por si las dudas, seguiré aquí, imaginándome sin ti.

Como idiotas. La misma historia otra vez. Una señorita rock and roll frente a un perfecto doctor desastre.

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