Tarde

martes, 23 de junio de 2009

Esto no es una carta, porque nunca lo será. Ni tampoco es una despedida, prefiero pensar que solamente será un triste y largo ‘hasta luego’.


Y es que dicen que a veces lo que no buscamos es lo que mas necesitamos, y es eso lo que me ha ocurrido a mí. Sin planearlo aquí me ves, escribiendo algo que tú nunca llegarás a leer.

Y esto no lo escribo con pena, sino con el miedo que se siente al saber que vas a perder a alguien para siempre. Con el miedo a que, hasta entonces, te estalle el corazón cuando está cerca. Con el miedo de no saber vivir al no volver a conectar con su mirada. Con miedo. Con rabia. Porque sé que cada instante vivido estás más lejos de mí, que cada día que pasa eres menos libre. No hay nada más que pueda hacer, sólo me queda recordar que una afortunada casualidad hizo que un día entraras por aquella puerta, en un día ya lejano de otoño. Aunque en verdad me diera cuenta una solitaria y gris mañana de abril. Desde aquel momento sólo soñaba el momento de volver a escucharte, de ver tu mirada, tu sonrisa… y de verme junto a ti.

Tras una inexistente despedida en, para mí, una fría mañana de un verano recién estrenado, vinieron tres largos y silenciosos meses de espera con la incertidumbre de si te volvería a ver.

En ellos, ninguno sabe las lágrimas que en la noche he podido derramar, ni las veces que me he podido arrepentir de no haberte sacado de tu ignorancia. Y es que por entonces no me importaba nada de lo que pudieran pensar los demás.

Pero ahora todo ha cambiado. Precisamente a mí ha llegado todo lo necesario sobre ti para derrumbarme, para ir perdiendo la esperanza a cuentagotas. Incluso hasta para llegar a odiarte; por suerte o por desgracia, lo único que no ha ocurrido.

Y es que ésta puede que sea la última vez que vuelva a recordar tu olor, ese que ya me es tan conocido; o que vuelva a tenerte cerca. ¿Sabes lo que ha sido tenerte cerca durante apenas dos años sabiendo que no pasaré esa distancia que nos separa? ¿Sabiendo que no significo nada en tu vida? Podría sentirme frustrada, pero no lo estoy porque lo entiendo. Tú has llegado pronto a mi vida y yo he llegado demasiado tarde.

Por eso y tantas otras cosas, yo ya me marcho, pero puede que tú también. No habrá más sonrisas, más palabras, más miradas. Nos ahorraremos despedidas porque ya no habrá futuros encuentros.

Hasta entonces me gustaría pensarte feliz, posiblemente lo seas lejos de aquí, sin que nada de esto fuera un obstáculo en tu vida. Nunca me ha gustado ser un castigo de nadie, y ahora mucho menos, sobre todo al haber sido tú la primera y única persona a la que he amado de verdad

No hay comentarios:

By WO Designs. Con la tecnología de Blogger.