De una manera especial y casual llegaste a mi vida y, de igual modo, yo lo hice a la tuya.
Pero ahora no quiero decirle adiós a tu presencia, porque yéndome puede que me haga daño, al igual que cuando te veo marchar.
Porque necesito siempre un poquito más.
También me gustaría hacerlo sin que tú tampoco notaras mi ausencia...
Tampoco quiero borrar tu nombre ni tus consejos de mi mente, pero... ¿cómo decir adiós sin que me corrompa en cada palabra?
Me iría en silencio, pero tus palabras retumbarían en mi cabeza gritando un 'no te vayas'… Irme para siempre, sabiendo que estoy tan cerca. Pero contigo no haré intentos en vano porque lo único real es que ya perteneces a alguien.
La verdad es que me cuesta pensarlo. Y seguramente dolerá ese día y se me quedará marcado como tantos otros en los que fui feliz o en la que fui la más desgraciada.
Nunca había deseado este momento, mis labios tampoco anhelaron antes este adiós. Mis lágrimas no desearon derramarse de mis ojos noche tras noches y mis manos nunca quisieron escribir esta despedida…
Pero así como aquel casual día llegué a tu vida, a vuestras vidas, hoy me iré sin querer dejar vacío ni ausencia... porque sé que esperarás mi regreso.
Dejar el ALMA en cada DESPEDIDA... y así tener un motivo para volver...
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