Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar. Decidí no esperar a las oportunidades sino yo misma buscarlas. Decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución. Decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis. Decidí ver cada noche como un misterio a resolver. Decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz. Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos.
Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar. Descubrí que no era yo la mejor y que quizás nunca lo fui, me dejó de importar quién ganara o perdiera. Ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.
Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino dejar de subir. Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien amigo.
Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento, el amor es una filosofía de vida.
Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente. Aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás. Aquel día decidí cambiar tantas cosas…
Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad, desde aquel día ya no duermo para descansar. Ahora simplemente duermo para soñar.
Y aquel día es hoy. No quiero volver a sentirme sola, sentir que nada valgo para los demás. Por algo he luchado y voy a seguir luchando, para sentirme bien. Precisamente ahora no es el momento para rendirme, y por eso no lo haré. Ojala no me importaran tanto las cosas, seguramente ahora no me sentiría así. No me gusta decir que no estoy bien, porque… ¿para qué? Con una que esté amargada ya es bastante, no es plan de que lo esté también el resto.
Me gustaría decir que esta sensación pasará sola, pero en esta vida no hay nada seguro, al igual que tampoco hay nada para siempre.
Ahora echo de menos sensaciones y personas, las cuales me doy cuenta de lo importante que son cuando cruzo la puerta de mi portal.
No soy capaz de expresarlo, algo que parece que sigue conmigo desde siempre y que no me abandona aún. Pero a veces escribiendo lo consigo, aunque no lo lean todos los que me gustaría.
…Querer es poder.
Qué sabias que son las madres. Esa misma frase la ha dicho la mía esta noche. No estoy del todo de acuerdo, porque ¿qué haces cuando por mucho que quieras, no puedes? That’s the question
Yo te lo diré… resignarse...
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