Permanecíamos horas abrazados en la cama, escribiendo promesas de eternidad en el techo. Había conseguido que mis días fueran dignos de ser vividos. Si hubiese sabido que esos eran mis últimos días con ella, habría procurado grabar también en mi cabeza imágenes nuevas. Puede que hubiese hecho fotos, aunque dificilmente se hacen fotos cuando uno está triste. En las fotos siempre salen sonrisas, son el principio del comienzo.
Fabio Volo
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