Ángel y demonio

lunes, 20 de febrero de 2012

Desconozco si le vi primero o si él me encontró a mí. Me aferré a esa mano que un demonio me tendió, prometiendo olvidar su naturaleza mientras estuviera a su lado. Pero olvidé que hay seres que nacen y mueren manteniendo su esencia, sin cambiar un ápice. 
Porque hay quien nunca cambia, y con eso lo transforma todo.

-Ni el viento podrá separarnos. Él nos ayudará a volar unidos. Siempre.

Los dos temblaron al pensarlo, aunque no por igual. Uno por esa emoción contenida, el otro por sostener una incomprensible mentira.

Lo mismo ocurrió con un ángel. Entre las sombras se ocultaba, pero su propio brillo le hacía ser fuerte, inquebrantable. Y sólo sé que desde aquel lugar pidió un deseo para esta humilde mortal.

Y, en ese instante, bajo su tierna mirada, logré crecer.



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